Análisis

5G: Comunicaciones, el internet de las cosas y la puja por el poder global

Una carrera entre EEUU y China por quién se convertirá en el principal proveedor de redes de quinta generación va más allá de las comunicaciones: es un pulso estratégico.

Germán Daniel Díaz Rivas  | 05.04.2019 - Actualızacıón : 06.04.2019
5G: Comunicaciones, el internet de las cosas y la puja por el poder global Ciudades inteligentes, vehículos autónomos, electrodomésticos conectados, cirugías en remoto y toda una serie de adelantos dependen de la infraestructura 5G. (Adria Puig - Agencia Anadolu)

Bogotá

Por Germán Daniel Díaz-Rivas

Estados Unidos está convencido que quien controle las 5G, la siguiente generación de redes de comunicaciones, tendrá una ventaja estratégica durante las próximas décadas. La Casa Blanca teme que China logre posicionarse como el principal proveedor de servicios inalámbricos de quinta generación a nivel mundial, con servidores y tráfico de información bajo su dominio.

Mike Pompeo, el secretario de Estado norteamericano, les advirtió a los principales socios de Washington que, si llegaran a adoptar los servicios de compañías chinas como Huawei, sería “muy complicado” mantener una alianza de seguridad con los EEUU. El vicepresidente, Mike Pence, hizo lo mismo al decirle directamente a los aliados europeos de la OTAN que deben prohibir cualquier equipamiento de comunicaciones suministrado por las empresas del país asiático.

La adopción del 5G representa un cambio significativo en la forma en la que consumimos tecnología. Es esencialmente la posibilidad de alcanzar velocidades hasta cien veces mayores a las de la plataforma actual basada en 4G.

Físicamente las redes 5G son menos invasivas que las actuales de 4G. La infraestructura actual depende de grandes torres de transmisión, mientras que la de quinta generación dependerá de “cajas” repetidoras que se instalan a pequeñas distancias entre sí, lo que hace más fácil su implementación.

Ciudades inteligentes, vehículos autónomos, electrodomésticos conectados a la red, cirugías en remoto y toda una serie de adelantos que se enmarcan dentro del término “el internet de las cosas”, y que determinarán la vida futura, dependen de la infraestructura 5G.

Aunque existe un buen número de compañías proveedoras de 5G, como CISCO, Verizon y Nokia, el mercado es menos dinámico de lo que aparenta. En la práctica, una vez se escoge una firma y se invierte en su tecnología, esta se convierte en el único proveedor.

Huawei, el gigante chino 

En el epicentro del cambio tecnológico se encuentra el gigante Huawei, la compañía de telecomunicaciones más grande del mundo. Muchas de las redes de comunicaciones existentes a nivel global dependen de la tecnología de esta empresa, lo que le da un alcance e influencia significativos. Para Washington se trata de la apuesta china para convertirse en líder del mercado de comunicaciones.

Durante la administración de Obama, en 2012, el Congreso realizó un reporte en el que sostenía que existían preocupaciones de seguridad en torno a Huawei. El capitolio temía que si la infraestructura tecnológica de la compañía era adoptada, Beijing podría lograr acceso a sensible información gubernamental y a redes informáticas en los EEUU. 

En pocas palabras, los EEUU considera que el gigante de las comunicaciones es una herramienta de espionaje de China. 

El Congreso norteamericano le recomendó, casi a manera de exigencia, a las empresas estadounidenses no hacer negocios futuros ni con Huawei ni, con la también china, ZTE. 

Los legisladores en Washington fueron más allá y en 2018 aprobaron un presupuesto de defensa en el que prohibieron que cualquier agencia federal contratara servicios con Huawei o con cualquier contratista que tenga vínculos comerciales con compañías chinas.

Esta decisión limita en gran medida la capacidad comercial de Huawei, ya que el gobierno de los EEUU y sus agencias federales son tal vez los principales consumidores de servicios en comunicaciones en el mercado mundial.

Una pelea casada en los estrados judiciales

En enero de 2019, el Departamento de Justicia de los EEUU interpuso cargos legales en contra de Huawei y su directora financiera, Meng Wanzhou, por violación a las sanciones económicas a Irán, robo de propiedad intelectual y obstrucción a una investigación criminal.

Con la acusación en contra de Huawei, la campaña de Washington para debilitar a la firma y reducir su presencia internacional mostró dientes en el terreno legal. Los fiscales americanos, sin embargo, parecen haber ido más allá: Meng es la hija del fundador y presidente de Huawei, Ren Zhengfe.

A petición de los EEUU, Meng fue detenida en Canadá en diciembre de 2018. La justicia norteamericana realizó una petición formal de extradición en contra de la ejecutiva que se encuentra en proceso decisorio. 

Zhengfe, un hombre de 74 años, con pinta de bonachón y bastante reservado, decidió defenderse y salió a los medios a defender su emporio. El magnate sostuvo que la compañía ha sido satanizada de forma inapropiada por la administración Trump.

“Nuestras ganancias en ventas son de cientos de miles de millones de dólares y no vamos a arriesgar ni a nuestro país ni a nuestra compañía por algo como eso (espiar a Washington)...”, sostuvo el empresario.

Huawei contraatacó y demandó al Congreso de los Estados Unidos por violar la Constitución. El alegato se basa en la ilegalidad de vetar una empresa que no tiene ningún tipo de impedimento legal, sólo con base en su procedencia. 

Pulso diplomático

La pelea entre EEUU y China se ha convertido en un pulso diplomático. Washington acusa de espionaje a los chinos, mientras que Beijing acusa de prácticas comerciales ilegales a los americanos. 

A la amenaza de Pompeo de dejar de compartir información de inteligencia con aquellos países que implementen una infraestructura 5g basada en tecnología china, se le suman advertencias del Pentágono sobre los riesgos en seguridad que eso conlleva.

Las empresas chinas, por su parte, le ofrecen a miembros de la OTAN en Europa mejor tecnología, a mejor precio. Países como Polonia y República Checa dicen estar considerando seriamente usar los servicios de comunicaciones de Huawei. 

Alemania y el Reino Unido, dos importantes aliados de la OTAN, se han mostrado reacios a censurar a las compañías chinas. En el caso de Berlín, el tema logra mayor relevancia ya que está próximo a abrir una subasta pública para determinar el proveedor de su red nacional de 5G. 

Entre tanto, EEUU y China se encuentran en medio de conversaciones para lograr un acuerdo comercial. Con la característica vanidad de Donald Trump, puede que sólo se necesite un gesto condescendiente de Xi Jinping para que el neoyorquino olvide las preocupaciones de sus funcionarios y del Pentágono, y decida dejar de presionar a las empresas de telecomunicaciones chinas.

Las cartas están sobre la mesa.

* El autor es máster en estudios internacionales de la University of Queensland, Australia, y máster en periodismo de la Escuela de periodismo UAM – El País de Madrid.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.


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