Por: Javid Valiyev

El uso del término ‘genocidio’ por parte del presidente estadounidense Joe Biden para describir los eventos de 1915 ha provocado una gran cantidad de debates legales y políticos. Los expertos legales creen que esta es una declaración política y no tiene nada que ver con el derecho internacional, mientras que los expertos políticos creen que la declaración ni siquiera está a favor de la política regional de Estados Unidos, ni mucho menos de las relaciones entre Turquía y ese país, y la situación de los ciudadanos turcos de ascendencia armenia. Por el contrario, la declaración corre el riesgo de dañar gravemente el proceso de consolidación de la paz posterior al conflicto en el Cáucaso Meridional.

Según la Convención Internacional para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, los tribunales internacionales, no los líderes políticos ni los parlamentos, tienen la autoridad para determinar si el término genocidio se puede aplicar o no a una situación. En este sentido, todavía no existe una decisión judicial que califique los hechos de 1915 como un "genocidio". En este caso, sin embargo, los tribunales han llegado a la conclusión exactamente opuesta. Según un fallo de 2013 del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), por ejemplo, los eventos de 1915 son un asunto de los tribunales de justicia para hablar con autoridad, no de los políticos.

Si bien existen desacuerdos sobre sus implicaciones legales, esta declaración sin duda tendrá repercusiones políticas. Es casi seguro que tendrá consecuencias negativas, especialmente en términos de oportunidades de cooperación en la región del sur del Cáucaso después de la Segunda Guerra de Karabaj. La declaración de Biden ha sido particularmente descrita como una muestra de apoyo a los revanchistas armenios, que sufrieron una gran derrota en la Segunda Guerra de Karabaj, y como un paso dañino hacia la cooperación regional. Según los informes, el presidente Biden le dijo por teléfono a su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan el día anterior al anuncio que esta había sido su posición durante los últimos 20 años y que debía cumplir su palabra. Sin embargo, esto parece ser una explicación simplista que no suena verdadera. Por ejemplo, antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008, Barack Obama también había prometido a la diáspora armenia y las organizaciones de presión que definiría los eventos de 1915 como ‘genocidio’. Pero nunca pronunció esa palabra durante su tiempo en la oficina para evitar dañar las relaciones entre Estados Unidos y Turquía.

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La declaración de Biden se produjo en un momento en que Azerbaiyán y Turquía estaban haciendo declaraciones sobre la cooperación de posguerra en la región, lo que provocó una profunda decepción en la región. El asistente presidencial de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev, calificó la declaración del presidente Biden como un "error histórico". Durante una reciente conversación telefónica con el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, expresó un fuerte apoyo al aliado estratégico de su país al afirmar que Turquía había estado desempeñando un papel crítico y positivo en la región en el período posterior al conflicto y la declaración del presidente de EEUU fue recibida con preocupación tanto por el liderazgo como por el público de Azerbaiyán.

Después de la Segunda Guerra de Karabaj, Azerbaiyán hizo tres ofertas concretas en la región: la apertura de líneas de comunicación ferroviarias entre Azerbaiyán, Armenia, Rusia y Turquía; el surgimiento de un formato de cooperación a seis bandas en la región y la integración de los armenios que viven en Karabaj a Azerbaiyán. El objetivo, según el presidente Aliyev, era reducir las tensiones regionales y prevenir guerras futuras.

Recientemente, ha habido cierto apoyo en Armenia, aunque a un nivel bajo, en respuesta a las propuestas de cooperación regional de Azerbaiyán y Turquía. Algunos políticos armenios, incluido [el primer ministro armenio Nikol] Pashinyan, reconocen que sin cooperación regional, el futuro de Armenia está en peligro. La declaración de Pashinyan de que Armenia debería revisar sus relaciones con sus vecinos es notable. El presidente armenio, Armen Sarkissian, también reconoció esta realidad durante una visita a Georgia y afirmó que Armenia debería mejorar las relaciones con Georgia y Azerbaiyán.

La resolución de la cuestión de Karabaj también ha creado nuevas oportunidades para que Turquía y Armenia establezcan relaciones diplomáticas y abran la frontera entre ellos. Las declaraciones de las autoridades de ambos países indican que están dispuestas a ir en esa dirección. Uno de los principales problemas entre las partes en este caso es el de la confianza. Debe establecerse confianza mutua además de las relaciones diplomáticas entre las dos partes para lograr la normalización de las relaciones entre los pueblos. La declaración de Biden, por otro lado, socava la confianza entre los dos pueblos y pone en peligro la normalización de las relaciones. “La tensión provocada por el uso del tema en las agendas parlamentarias durante décadas no ha servido al acercamiento de las dos naciones; al contrario, provoca sentimientos hostiles y retrasa la paz”, dijo Sahak Mashalian, jefe del Patriarcado armenio de Turquía.

Como resultado de la declaración de Biden, existe la posibilidad de que la demanda de que se reconozca el ‘genocidio’ resurja en la agenda bilateral. Turquía tiene una propuesta clara a este respecto: establecer una comisión conjunta para investigar los hechos de 1915. Sin embargo, Armenia rechaza esta propuesta y se opone a un examen objetivo de los hechos. Por lo tanto, la declaración de Biden socava la posibilidad de reconciliación entre Turquía y Armenia.

Además, también hay grupos de oposición nacionalistas radicales y revanchistas que compiten contra Pashinyan antes de las elecciones parlamentarias anticipadas de junio, anunciadas después de la renuncia de Pashinyan. Aunque estos grupos han estado tratando durante mucho tiempo de obtener apoyo en Armenia, se han mantenido débiles contra Pashinyan. Sin embargo, gracias a la declaración de Biden, estos grupos radicales en Armenia ahora tienen la oportunidad de volverse más activos y aumentar el número de sus partidarios. Por lo tanto, la declaración de Biden afecta negativamente las oportunidades de cooperación regional, así como el proceso preelectoral de Armenia, haciendo el juego a los grupos nacionalistas radicales.

La declaración de Biden tampoco parece beneficiar a los armenios turcos. Los mensajes de condolencia de Erdogan a los armenios turcos han servido para crear un clima de confianza en Turquía durante los últimos 18 años. Por lo tanto, los armenios que viven en Turquía están expresando su malestar con la declaración de Biden. Creen que terceros están explotando la cuestión armenia para obtener beneficios políticos. "Estados Unidos y la UE están involucrados en el tema con motivos políticos", dijo el viernes pasado Bedros Sirinoglu, jefe de la Unión de Fundaciones Armenias en Estambul, criticando a las autoridades políticas por instrumentalizar los incidentes de 1915, que ocurrieron entre las naciones turca y armenia. Sirinoglu afirmó que "el requisito previo para la empatía con el pueblo armenio es no jugar con la dignidad del pueblo turco o adoptar una actitud hostil hacia Turquía".

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Como hemos visto, la declaración de Biden no agradó ni a Turquía ni a Azerbaiyán, ni a todos los armenios, sino a algunos elementos nacionalistas radicales en la diáspora y en Armenia. Esta declaración pone en peligro la paz regional al tiempo que limita el futuro de Armenia a los acontecimientos que ocurrieron hace más de un siglo. En lugar de hacer declaraciones tan provocadoras, la administración Biden debería buscar formas de apoyar el proceso de cooperación y consolidación de la paz en la región después del conflicto. Esto ayudaría a aumentar las posibilidades de una paz duradera entre Turquía y Armenia, así como la paz entre Azerbaiyán y Armenia, al cumplir con la declaración del 10 de noviembre de 2020.

*El escritor trabaja en el centro de análisis de relaciones internacionales (AIR) de Bakú. Es el jefe de un departamento que se centra en la política exterior de Azerbaiyán, la geopolítica en el sur del Cáucaso, la política interna y externa de Turquía, y las relaciones entre Azerbaiyán y Turquía.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

**Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.