Análisis

Suu Kyi es la vocera más pulida del Ejército de Birmania

El cofundador de la Coalición Rohinyá, Maung Zarni, dice que es tiempo de rechazar a los falsos mesías en Birmania comenzando por la líder Aung San Suu Kyi.

Sorwar Alam  | 28.08.2018 - Actualızacıón : 29.08.2018
Suu Kyi es la vocera más pulida del Ejército de Birmania

ANKARA

Por: Maung Zarni

Mirar el discurso número 43 de la Consejera Estatal de Birmania en Singapur- conferencia de una hora que incluyó preguntas y respuestas y titulada "Transición democrática en Birmania: desafíos y el camino a seguir" me dejó profundamente perturbado, dolido e indignado.

El grado de sus delirios, distorsiones y brebajes me hizo darme cuenta de que mi compañera de la disidencia birmana se ha convertido en nada más que la boca más pulida para sus excaptores, es decir, el régimen militar asesino.

Aung San Suu Kyi no fue simplemente una líder disidente entre varios líderes potenciales de importancia que yo, como millones de otros budistas birmanos, apoyé en esos largos años de vibrante oposición antidictadura después de los levantamientos a nivel nacional de 1988.

Mis lazos sentimentales con la familia Aung San son más personales y van mucho más allá.

Uno de mis difuntos tíos fue el vecino de su padre, compañero de clase y amigo en el Pegu Hall (dormitorio) cuando ambos eran jóvenes universitarios que se reunieron en el corazón budista de la entonces Alta Birmania para estudiar Pali [idioma índico] literatura, leyes, entre otros, en la colonial Universidad de Rangún a principios de la década de 1930.

A través de los relatos de primera mano de mi familiar sobre Aung San, el revolucionario anticolonialista y fundador del Ejército de Independencia de Birmania durante la Segunda Guerra Mundial, el mecenazgo fascista de Japón, así como mi propio estudio de los voluminosos discursos y escritos del héroe nacional asesinado, he desarrollado una admiración de por vida por la fortaleza de carácter del hombre, la integridad, el no racismo con influencia marxista y el inquebrantable sentido del servicio a los oprimidos de la Birmania colonial, no solo a los budistas ni a la mayoría de los birmanos o Bama, sino a todas las personas que consideraban Birmania como su hogar.

De hecho, en mis días de escuela secundaria en Mandalay de 1970, aprendí la valiosa frase inglesa "amor a la verdad" de uno de sus escritos en el que dijo deliberadamente que como padre quería inculcar el amor a la verdad en sus tres hijos.

Entonces, cuando vi el discurso de Suu Kyi en el Grand Hyatt en Singapur, disponible en YouTube, noté con profundo dolor y rabia que la hija de mi héroe, famosa o infame, empacó mentira tras mentira, todo verificable, durante esa conferencia preparada que procedió a entregar con una cara seria.

La conferencia de Suu Kyi en Singapur el 22 de agosto fue un discurso del que su padre mártir definitivamente se sentiría muy avergonzado.

Dos años después de que Suu Kyi asumiera su autodeterminada oficina como Jefa de Estado con su control autocrático sobre todos los ministerios, salvo los ministerios relacionados con la seguridad, como Asuntos de Interior, Defensa y Asuntos Fronterizos, su liderazgo se notó solo para fallas en serie.

Las comisiones que ella ha formado para abordar el problema definitorio del país, crímenes contra los rohinyás, se han convertido en blanco de las bromas internacionales. Como la política más venerada del país desde el asesinato de su padre en 1947, Suu Kyi ha sido incapaz de cumplir con todas las principales prioridades oficiales del partido: "Estado de derecho, paz, desarrollo y enmiendas a la Constitución".

Y sin embargo, en la conferencia, la líder de la LND [Liga Nacional para la Democracia] brindó a la audiencia de Singapur, típicamente indigente y dócil a la democracia, una visión optimista de su liderazgo y desempeño gubernamental, que los anfitriones oficiales del panel aplaudieron diligentemente y elogiaron.

Para alguien que creció bajo el "Camino birmano al socialismo" del General Ne Win (1962-1988), el discurso de Suu Kyi sonaba más como un reporte del Secretario General al Buró de Política Socialista presidido por el (déspota) Ne Win en las décadas de 1960 y 1970.

La Consejera de Estado en sus propias palabras: "En cada una de las tres reuniones de panglong (paz) celebradas en los últimos dos años, hemos logrado un progreso valioso. En la Primera Conferencia de Paz de la Unión, se logró una hoja de ruta de siete pasos para la paz y la reconciliación nacional. En la Segunda Conferencia, se adoptaron 37 principios. Antes de la Tercera Conferencia, otros dos grupos armados étnicos firmaron el acuerdo de alto al fuego y durante la Conferencia, se adoptaron más principios".

No solo sus palabras no son convincentes y no están corroboradas por las duras realidades de las minorías étnicas de Birmania, particularmente más de 100.000 refugiados de la guerra Kachin en las regiones fronterizas del este y norte del país, sino tambien una cantidad de observadores internacionales que ponen un pie en estas zonas de conflicto, ofrecen una mirada radicalmente diferente de la señora Suu Kyi.

Prácticamente todas las noticias y estudios de campo sobre la guerra de pacificación colonial interna de los militares birmanos notan no solo la regresión del proceso de paz del país bajo el liderazgo incompetente y fallido de Suu Kyi, típicamente rica en retórica y vacía de sustancia, sino también la desaparición del -llamado espacio democrático incluso para el público budista birmano étnicamente dominante.

Ese "espacio democrático" fue permitido deliberadamente por el régimen cuasidemocrático que el exgeneral Thein Sein diseñó en 2010 para bailar con la administración Barack Obama-Hillary Clinton mientras los generales trataban de reequilibrar la excesiva dependencia militar de la cada vez más agresiva e invasiva China en asuntos birmanos.

La sabiduría emergente, aunque tardía en Washington, es que la política sobre Birmania adoptada por Obama, que se destacó como uno de sus logros característicos envalentonados, aceleró y facilitó la destrucción genocida del pueblo rohinyá.

Bajo el liderazgo de Suu Kyi, Birmania enfrenta ahora un creciente coro de pedidos internacionales para que el Consejo de Seguridad remita a la Corte Penal Internacional los crímenes internacionales en el estado de Rakáin, en el occidente de Birmania, independientemente de si tales llamadas darán frutos. Suu Kyi es acusada, con buenas razones, de culpabilidad y complicidad en los crímenes militares contra la humanidad e incluso genocidio contra el pueblo rohinyá.

Se trata de asuntos relacionados con la persecución rohinyá, que mi colega investigadora Natalie Brinham y yo llamamos "el genocidio de lenta combustión", debido a su naturaleza de décadas de duración, en la que el discurso de Suu Kyi se transformó de delirios detectables a distorsiones deliberadas.

Sin ninguna base en la realidad, Suu Kyi se jactó de haber implementado la mayoría de las recomendaciones de la Comisión Kofi Annan. “Las recomendaciones de la Comisión del Dr. Kofi Annan, 88 en total, de las cuales hasta la fecha hemos implementado 81, apuntan al establecimiento de paz y estabilidad duraderas en Rakáin".

Kofi Annan ya no está para hacer la verificación de los hechos. Pero la exembajadora Laetitia van den Assum, una de sus compañeras miembros de la Comisión Rakáin, todavía está viva para conocer las mentiras, nah, mentiras descaradas de la sra. Suu Kyi. Van den Assum tuiteó "Las razones subyacentes de la huida [los rohinyás] siguen sin abordarse" y se produjo en vísperas del primer aniversario de los ataques militares a gran escala de Birmania contra los desarmados y pacíficos rohinyás en más de 300 aldeas del norte Rakáin.

Como investigador que ha pasado los últimos seis años concentrándose en la persecución que han afrontado los rohinyás por décadas y dirigida por el Estado de mi propio país, me parece moralmente repugnante y empíricamente falso el encuadre de Suu Kyi de la mayor crisis de refugiados que sus socios militares en el poder han creado.

Esto en efecto agregó un insulto a la lesión colectiva de los casi 2 millones de sobrevivientes rohinyá, desplazados dentro de Birmania, deportados internacionalmente a través de la frontera a Bangladés, o la diáspora, cuando dijo, "el peligro de actividades terroristas, que fue la causa inicial de los acontecimientos que condujeron a la crisis humanitaria en Rakáin, sigue siendo real y presente hoy. A menos que se aborde este desafío de seguridad, el riesgo de violencia intercomunitaria se mantendrá".

Las palabras de Suu Kyi hacen eco de cómo el Ejército de Birmania ha tachado a los rohinyás durante mucho tiempo como una amenaza a la seguridad y justificó sus asesinatos institucionalizados.

Durante los primeros 15 años desde los levantamientos populares del país en 1988, yo había sido uno de los soldados de infantería más trabajadores y efectivos para Suu Kyi en sus campañas internacionales para condenar al ostracismo y castigar a los líderes militares de Birmania.

He estudiado de cerca el liderazgo de Suu Kyi y he hablado de cada uno de sus discursos durante los últimos 30 años desde que se lanzó en paracaídas en el escenario político birmano como "la hija del general Aung San", como ella dijo.

Dolorosamente, he llegado a la conclusión de que la hija de mi héroe nacionalista ya no forma parte de la solución de Birmania, porque ella, para todos los efectos, se transformó en el portavoz más pulido de los perpetradores militares.

Suu Kyi incluso tuvo la audacia de llamar a tres generales de su gabinete "bastante dulces" en medio de pedidos internacionales para llevar a los generales de Birmania a la Corte Penal Internacional.

El 25 de agosto, más de 700.000 rohinyá sobrevivientes del genocidio en Birmania que están ubicados en 35 campamentos de refugiados en Kutupalong se reunieron para llorar, conmemorar y honrar a sus seres queridos que fueron mutilados sin sentido, violados en masa, asesinados y quemados vivos hace un año. Lo menos que el mundo, tanto las comunidades de base como los gobiernos, podrían hacer es abandonar los delirios políticos de hace décadas de que Suu Kyi de representar la esperanza, la libertad y el liberalismo.

Como birmano, un Bama dominante, budista de una familia militar extendida, diré que la Consejera de Estado de Birmania ya no habla por mí.

Tampoco representa los valores humanísticos que aprendí a abrazar a través de los escritos de su padre. Sé de hecho que hay compañeros disidentes dentro de Birmania, por pequeños que sean, que comparten mi rechazo categórico hacia Suu Kyi y sus compañeros militares en los crímenes.

Recordemos a las víctimas rohinyá hoy y rechacemos los falsos mesías de Birmania, empezando por Aung San Suu Kyi.

*Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de la Agencia Anadolu.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.

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