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Si Biden insiste en repetir las políticas de Barack Obama en Siria, podría profundizar la parálisis en el país

Las acciones que tome el nuevo presidente de EEUU podrían convertirse en factores determinantes para el futuro de la guerra civil.

Ahmet Arda  | 25.02.2021 - Actualızacıón : 25.02.2021
Si Biden insiste en repetir las políticas de Barack Obama en Siria, podría profundizar la parálisis en el país La política del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, hacia Siria será uno de los factores determinantes en cuanto a cómo será el resto de 2021 y, en general, el futuro de Siria. (EPA/Doug Mills/POOL - Agencia Anadolu)

ANKARA

Por: Ahmet Arda Şensoy

Siria inició el 2021 con nuevas incertidumbres a pesar de que el 2020 transcurrió con una menor intensidad en sus conflictos debido al coronavirus. En el país no se puede medir completamente el avance de la pandemia debido a la guerra civil e incluso las necesidades más básicas de salud están lejos de ser satisfechas.

Los terceros países involucrados en la guerra civil siria no participaron en actividades militares importantes durante el año pasado debido al virus. Además de las actividades militares de Turquía, Rusia y el establecimiento de canales de diálogo respecto a la presencia iraní, Siria pasó por un año relativamente más tranquilo que los anteriores.

La política del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, hacia Siria será uno de los factores determinantes en cuanto a cómo será el resto de 2021 y, en general, el futuro de Siria.

Los expertos predicen que la administración Biden llevará a cabo una política similar a la de la era de Obama en Oriente Medio, especialmente en Siria y contrarrestara a las que impulsó la Administración de Donald Trump.

Debido a que la Administración Biden pretende continuar su cooperación con el YPG, la rama siria de la organización terrorista PKK, en el marco de su guerra contra Daesh/Isis, es poco probable que EEUU logre los resultados esperados debido a los cambios de equilibrio en Siria en los últimos cuatro años.

Cambios en la balanza de Siria

Hay grandes diferencias en comparación con el período de Obama en términos de equilibrio de poder en Siria y la realidad actual en el frente del conflicto.

Rusia garantizó la continuidad del régimen de Bashar al-Assad; Turquía aumentó su presencia militar en el norte de Siria con sus operaciones, en particular en áreas como en Idlib para hacer frente a la ausencia de EEUU en la lucha contra Daesh/Isis. El apoyo de EEUU a los grupos terroristas en vez de proporcionarle una ventaja en su política sobre Siria podría generarle un estancamiento diplomático.

La elección de Brett McGurk, el enviado especial del presidente de Estados Unidos para la coalición internacional contra Daesh/Isis durante la era de Barack Obama, como coordinador de Seguridad Nacional para Oriente Medio y África del Norte, pueden ser un indicador de que EEUU buscará acercarse más al YPG en la región.

Ver también: Experto turco: Siria podría ser el tema principal de la política de Biden en Oriente Medio

Como se vio en la era de Obama, el papel del Pentágono en la política de Siria y el proyecto de burócratas sobre el terreno para imponer al YPG como un actor principal pueden pasar a primer plano después del período de cuatro años de Trump. Esta situación podría retroceder el avance de las relaciones entre Turquía y Estados Unidos, y abriría paso a temas complejos como la integridad territorial de Siria y el control de los recursos naturales.

Daesh muestra signos de volver a crecer en las regiones desérticas de Siria y ha aumentado los ataques tanto contra el régimen de al-Assad como contra elementos del YPG, y está tratando de ganar terreno.

A pesar de la disminución del poder de Daesh/Isis y a que perdió por completo su control en áreas urbanas y solo se encuentra en la región del desierto, la organización se ha convertido en un objetivo difícil de destruir por completo debido a sus células dormidas y militantes que se han adaptado a las condiciones geográficas.

Las crecientes actividades terroristas de Daesh/Isis, e informes de medios occidentales que indican que el grupo es todavía una amenaza tan peligrosa como antes, nuevamente proporcionó el entorno apropiado para que los EEUU legitimaran su apoyo al YPG. Sin embargo, es obvio que Estados Unidos no necesita la presencia de Daesh para continuar con su apoyo a las otras organizaciones terroristas.

Todo el mundo sabe que el apoyo de Estados Unidos a las YPG tiene más que beneficios prácticos en la guerra contra Daesh. Mientras Turquía ha llevado a cabo en el norte de Irak una operación para acabar con la presencia del YPG/PKK, Estados Unidos no solo apoya a las YPG bajo el nombre de SDF, sino que también evita adoptar una actitud dura y clara incluso hacia el PKK, una organización que reconoce como grupo terrorista.

Es poco probable que EEUU detenga su apoyo al YPG, incluso a pesar de que este grupo está directamente relacionado con el PKK. La postura ideológica de la Administración Biden de apoyo al YPG en la crisis siria podría convertirse en uno de los principales puntos de fricción con Turquía.

Si Biden mantiene su relación con el YPG similar al de la era Obama, es probable que no se dé ningún paso concreto en temas como el comercio de petróleo con el régimen de al-Assad o la presencia de milicias chiítas al este del Éufrates.

La inacción de Estados Unidos alienta a Rusia e Irán

Aunque Estados Unidos ha enviado mensajes contra Irán, la eliminación de los hutíes en Yemen de la lista de organizaciones terroristas, sus esfuerzos para volver a promulgar el acuerdo nuclear con Irán y su voluntad de apoyar al YPG en Siria, tampoco llevan a una política eficaz contra Irán, ni tampoco da señales de presión sobre los actores respaldados por el país persa, como los hutíes o el régimen de Bashar al-Assad.

Estados Unidos podría estar de regreso al este del Éufrates y regresar a los movimientos que priorizan al YPG en lugar de generar una política holística sobre Siria.

La falta de una política estadounidense general en Siria, elimina la posibilidad de un apoyo verdadero a Turquía; esto hará más difícil de contrarrestar el avance de Rusia e Irán en Siria.

El hecho de que EEUU no tome medidas concretas sobre cuestiones que preocupan a Siria en general, como la situación en Idlib, las milicias chiítas o el futuro de al-Assad, abre un espacio para que Rusia e Irán aumenten sus ataques, especialmente en Idlib, y el régimen sirio podría volver a incurrir en crímenes de guerra como ataques químicos contra la población.

Como resultado de todo esto, se puede esperar que Rusia, Irán y el régimen de al Asad, al no ver ninguna presión y oposición por parte de EEUU, inicien una operación contra la parte restante de Idlib, el último bastión de la oposición. Esto dejaría a Turquía como la única fuerza de resistencia a la caída de Idlib, una zona habitada por 3,5 millones de personas, en las manos del régimen sirio de Bashar al Ásad.

*Ahmet Arda Sensoy realiza una investigación sobre la guerra civil siria y la guerra híbrida en país en el Instituto de Oriente Medio de la Universidad de Sakarya.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de la Agencia Anadolu.

*Camilo Hernández contribuyó a la redacción de esta nota.

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