Relaciones entre Turquía y EEUU: de visionarias a miopes
Estados Unidos no ha logrado entender la sensibilidad y las motivaciones del pueblo turco tras varias décadas de relación.

ESTAMBUL
Por: Adam McConnel*
“De vez en cuando durante los últimos años, los oficiales turcos han indicado su preferencia para tratar directamente con nosotros en asuntos de Préstamo y Arrendamiento [Ley para promover la Defensa de los Estados Unidos]. Los turcos han sentido que sabrían en dónde están si trataran directamente con nosotros; sabrían con precisión a quién le deben y tendrían más control sobre el material estadounidense destinado para ellos. Una razón adicional para la actitud turca fue, sin duda, la sensación de que estaban siendo tratados más o menos como colonia o protectorado británico".
Memorando de George V. Allen, División de Asuntos del Cercano Oriente, 16 de marzo de 1943, Foreign Records of the United States.
Franklin Delano Roosevelt, uno de los mejores presidentes de Estados Unidos, reconoció en 1941 que Turquía sería crucial para la estrategia global de Estados Unidos en el futuro que seguía, Otros cinco años pasaron –incluyendo la Conferencia de Bretton Woods, el final de la II Guerra Mundial y la llegada de la Guerra Fría- antes de que los políticos de EEUU también concluyeran que Turquía sería un componente fundamental en la estrategia de EEUU hacía la Unión Soviética, y por lo tanto requeriría montos enormes de ayuda económica y militar. Los resultados eventuales fueron la Doctrina Truman, la inclusión de Turquía en el Plan Marshall y en 1952, la membresía de Turquía a la OTAN.
Ahora, después de cinco años de recurrentes crisis en las relaciones entre EEUU y Turquía, los eventos de la era de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría aparecen muy lejos en el pasado. El reconocido periodista estadounidense Tom Brokaw llamó al liderazgo y a los ciudadanos de la II Guerra Mundial como “la Gran Generación” y aunque algunos historiadores tienen especiales reservas en la evaluación de Brokaw, su definición puede ser bien justificada. Pero una vez esa generación dio paso a una nueva, los oficiales estadounidenses perdieron gradualmente la habilidad para formular políticas bien informadas, astitas y creativas sobre la República de Turquía. Después de Harry Truman, Dean Acheson, y después de que el resplandor del acceso a la OTAN se desvaneció, los desastres han sido la experiencia típica de Turquía derivada de las elecciones de funcionarios en EEUU.
¿Ejemplos? Los misiles Júpiter y la crisis de los misiles cubanos; la carta Johnson; Chipre y el embargo de las armas; vagas posiciones oficiales de EEUU con respecto a las intervenciones militares repetidas en el sistema político democrático de Turquía; Dos invasiones a Irak; garantizar la residencia a Fetullah Gulen; la reacción de la administración de George W. Bush ante el fracaso de la resolución parlamentaria turca de marzo de 2003, y Paul Wolfowitz; Robert Pearson y el embajador Eric Edelman; Estados Unidos intenta obligar a Turquía a cumplir sus sanciones unilaterales contra Irán; el juicio de revancha contra Reza Zarrab-Hakan y Atilla-Halkbank; la colaboración de la administración Obama al PKK; el embajador Francis Ricciardone; la lenta y tibia respuesta del gobierno de Obama al intento de golpe de estado de Fethullah Gulen en julio de 2016, y la consiguiente inacción en la extradición de Gulen; el embajador John Bass y su veto de prohibición de visa; el ejército PKK / YPG de 30.000 hombres bajo la administración Trump, y ahora las sanciones de ese mandatario, llevadas a cabo por consideraciones políticas internas, contra los ministros de Interior y Justicia turcos, acompañadas de aranceles sobre ciertos productos de exportación de Turquía.
Respeto esencial en relaciones exteriores
El párrafo anterior menciona solo una lista de los principales eventos en los últimos 70 años de relaciones bilaterales entre Turquía y EEUU. Esta alianza comenzó con el reconocimiento de Estados Unidos de que, como gran potencia con imperativos geoestratégicos urgentes, necesitaba aliados; para cultivar esos aliados, se deberían tomar ciertos pasos para consolidar las relaciones. Los funcionarios de EEUU reconocieron que esos pasos eran su responsabilidad y que debían acercarse a sus aliados con respeto y circunspección. Esa fue la razón por la cual el famoso discurso de George Marshall fue un discurso de graduación de Harvard, y porque el tono y el contenido del discurso fueron cuidadosamente elaborados.
Después del fin de la Guerra Fría, el papel de Turquía en la estrategia global de EEUU podría ser aún más vital, lo que plantea la pregunta de por qué Estados Unidos no ha podido mantener el mismo nivel de responsabilidad y respeto hacia la República Turca que mantuvo hacia otros aliados europeos. Sin embargo, el actual presidente de EEUU, Donald Trump, también ha traicionado a casi todos sus demás socios por razones egoístas. El comportamiento desagradable de Trump hacia los aliados estadounidenses tradicionales podría entenderse simplemente tomando precedentes previamente establecidos para sus fines lógicos. Es decir, otros aliados de EEUU ahora son tratados con el mismo tipo de brusca consideración a la que Turquía ha estado sometida desde la década de 1960.
Desde esa perspectiva, los comentarios del presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, el 4 de agosto de 2018 a un congreso de mujeres del Partido Justicia y Desarrollo parecen similares a los sentimientos expresados por políticos turcos anteriores cuando se enfrentaban a un comportamiento norteamericano poco constructivo y lamentable. Erdogan, al comentar sobre las recientes conversaciones entre funcionarios turcos y estadounidenses, explicó:
“Entonces, ¿qué se dijo? Que 'en este tema, este tipo de enfoque con Turquía no es apropiado. Si vamos a actuar con sinceridad, si realmente somos un socio estratégico, debemos hacer lo que sea necesario para nuestra asociación. ¿No estábamos juntos con ustedes en Somalia? ¿No estábamos juntos con ustedes en Afganistán? ¿No tomamos medidas en conjunto con la OTAN en varios lugares del mundo? Si tratan a tus socios de esta manera, ¿de qué manera esperan que los percibamos?”.
Por lógicas que sean estas afirmaciones, comentarios similares de políticos turcos tuvieron poco efecto en los políticos de EEUU. El problema era que los funcionarios de ese país no podían seguir o simplemente no estaban al tanto de la lógica que llevó a EEUU hacia Turquía durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, los funcionarios estadounidenses olvidaron la necesidad de acercarse a Turquía con respeto, como un igual. Este es un problema que continúa afectando la formulación de políticas de EEUU hacia Turquía.
Aumento del perfil del Reino Unido en Turquía
La incapacidad de EEUU para diseñar una política sólida hacia Turquía en los últimos 60 años puede atribuirse, al menos parcialmente, a una comprensión consistentemente pobre de la sociedad, la historia, la política y los intereses turcos. Pero los actores que claman por influir en la política de EEUU y la cantidad de factores que afectan en los cálculos de las políticas, también han aumentado enormemente.
El memorándum de George V. Allen citado al comienzo de esta columna trae a colación cuestiones que los funcionarios de EEUU identificaron como importantes para los turcos durante la Segunda Guerra Mundial, pero que los responsables políticos de ese país posteriormente han descuidado u olvidado. Por ejemplo, los funcionarios turcos todavía prefieren a los representantes extranjeros que tratan con ellos de manera abierta, directa y honesta. También prefieren a los extranjeros que los tratan con el respeto que se debe otorgar a los iguales.
El memorándum de Allen concluye de la siguiente manera:
“Los turcos creen que Gran Bretaña se ha comprometido con Rusia, lo que evitará que Gran Bretaña ejerza una influencia restrictiva sobre Rusia después de la guerra. Los turcos se sentirían muy animados si estuvieran convencidos de que Estados Unidos conserva un gran interés en el bienestar de Turquía. Es difícil crear tal convicción mientras seguimos aceptando las demandas británicas en Turquía”.
Ciertamente, después de las últimas dos décadas, pero especialmente después de los últimos cinco años devastadores, ¿podemos argumentar convincentemente, usando la evidencia disponible para nosotros, que Estados Unidos “conserva un gran interés en el bienestar de Turquía?” Cada mes que pasa, y cada nueva crisis ha hecho el argumento más difícil de creer.
Originalmente, tenía la intención de escribir un comentario que concluyó con el viaje reciente del funcionario de Asuntos Exteriores de EEUU, Philip Kosnett, al Mar Negro. Durante su visita a las Cámaras de Comercio e Industria de Trabzon, Kosnett comentó a la prensa sobre las actuales relaciones turco-estadounidenses y afirmó que “lo importante es mantener abiertos los canales de comunicación” refiriéndose a los problemas actuales entre los gobiernos de Turquía y Estados Unidos. Luego planeé sugerir que las relaciones entre Turquía y EEUU no eran solo sobre relaciones intergubernamentales, y que la representación de Estados Unidos en Turquía debía ser más proactiva para establecer un diálogo abierto con la sociedad turca, no solo con los funcionarios turcos. Esa sería otra manera importante de “mantener abiertos los canales de comunicación”.
Pero la Embajada de EEUU en Ankara actúa consistentemente como si no tuviera en cuenta los sentimientos e inquietudes de los ciudadanos turcos. Este 15 de julio, la Embajada de Estados Unidos en Ankara no hizo más que tuitear el original y una traducción turca del comunicado de prensa del Departamento de Estado en conmemoración del fallido intento de golpe turco de 2016. Como representante del gobierno de EEUU en el país, ¿no hubo nada que la embajada pudo haber agregado para mostrar cierta empatía?
El 1 de agosto, un día después de que un ataque del PKK en el suroriente de Turquía matara a una madre y su bebé, la jefa adjunta de la misión británica en Turquía, Jennifer Anderson, tuiteó una condena en inglés y turco. ¿Pero la embajada de Estados Unidos en Ankara? Silencio, a excepción de los tweets autopromocionales, incluido uno de Kosnett sobre el junket en Trabzon. Ese es exactamente el tipo de incapacidad para involucrarse directa y sinceramente con los asuntos importantes para la sociedad turca que profundiza y magnifica la desconfianza turca sobre las intenciones de Estados Unidos.
Por lo tanto, en términos de la representación de Estados Unidos en la sensibilidad y comprensión de Turquía, nada ha cambiado en los últimos cinco años, independientemente si el secretario de Estado es John Kerry, Rex Tillerson o Mike Pompeo, o si el residente principal del Parque Kugulu es Francis Ricciardone, John Bass, o... nadie. La representación del Reino Unido en Turquía, por otra parte, ahora muestra más atención a las cuestiones importantes para los ciudadanos turcos.
De hecho, desde que se celebró el referendo del Brexit, las relaciones turco-británicas han experimentado un resurgimiento. Lo que es más importante, el Gobierno del Reino Unido ha puesto bajo arresto domiciliario a un miembro de alto rango del culto de Fethullah Gulen, Akın Ipek, con posibles procedimientos de extradición pendientes. Esto es un marcado contraste con la negativa del gobierno de los Estados Unidos, mostrada tanto por la administración actual como por la anterior, de dar incluso un paso inicial hacia los procedimientos legales que podrían resultar en la extradición de Fetullah Gulen.
Exigencias de los aduladores de la Casa Blanca
La nota de George Allen también sugería que emanaban “demandas” del lado británico en 1943. En ese momento, las demandas más importantes fueron del primer ministro británico Winston Churchill, que quería que los soldados turcos pelearan en los Balcanes en lugar de los soldados británicos. Ahora, durante la administración Trump, las demandas provienen de EEUU, y específicamente de cualquiera que tenga el oído de Trump. La capacidad de atención de Trump es notoriamente corta y su Casa Blanca está ocupada por aduladores que compiten constantemente por su atención y sus favores. Por el momento, el vicepresidente Pence y el asesor de seguridad nacional, John Bolton, aparentemente dominan el tiempo de Trump porque las elecciones de mitad de período de noviembre de 2018 se acercan rápidamente. Por esa razón, las sanciones contra Irán, y el caso Brunson (pastor estadounidense acusado de espionaje a terroristas en Turquía), están en la primera línea en el campo de visión de Trump.
Pero la conducta de Trump es tan volátil que nadie sabe qué pasará de un día para otro. Trump también tiene demasiados problemas como para concentrarse en Turquía, un tema por el que aparentemente ha dejado la política estadounidense a los soldados (atestiguado por las recientes declaraciones de ambos lados que afirman que los asuntos militares en el norte de Siria eran totalmente separados del caso Brunson). Esto significa que las demandas pueden provenir de múltiples sectores, y que la formulación de políticas es aún más difusa y caótica. En la nota de Allen se acusó a los británicos de fomentar una situación similar, por lo que aparentemente hemos experimentado una inversión total en la relación anglo-estadounidense y turca desde la Segunda Guerra Mundial.
Finalmente, el 7 de agosto de 2018, la Embajada de los Estados Unidos en Ankara escribió dos tweets dirigidos a la sociedad turca. Uno reafirmó la fuerza de la colaboración turco-estadounidense, y el otro negó un rumor de la prensa turca. Esos tweets, al menos, reconocen al público turco.
Sin embargo, no deberían tomarse los provocativos rumores de la prensa turca para obtener dichos tweets. La Embajada de EEUU necesita ser más enérgica para tomar la iniciativa de promover un diálogo abierto, positivo y constructivo con la sociedad turca. Esto puede tomar muchas formas, pero en la era de las redes sociales, Twitter es una ruta importante a través de la cual la Embajada de EEUU puede comenzar a establecer mejores “canales de comunicación”. A modo de ilustración, la embajada podría comenzar por poner una imagen más amigable con Turquía en su página de Twitter (compare la imagen actual de su embajada con la imagen que aparece en la página de Twitter de la Embajada británica). Ese y otros esfuerzos similares, a largo plazo, pueden ayudar a mostrar a los ciudadanos turcos que la representación de EEUU en Turquía los respeta a ellos, a su cultura y a sus funcionarios elegidos democráticamente, y no los considera una “colonia o protectorado”.
*Profesor de historia turca en la Universidad de Sabanci en Estambul. Tiene un master y un PhD en historia de la misma institución.
*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.
*Daniela Mendoza y Maria Paula Triviño contribuyeron con la redacción de esta nota.
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