Promesas vacías: ¿Nuevamente la ONU no cumple su mandato en Siria?
Lo que se ha estado desarrollando en Siria es la reminiscencia de un tiempo en la historia cercana, en el que la comunidad internacional se volvió inútil.

ESTAMBUL
El 19 de febrero el régimen sirio respaldó a las fuerzas rusas que lanzaron una implacable ofensiva en Guta Oriental, matando a aproximadamente 1.300 civiles inocentes e hiriendo a más de 5.000.
La difícil situación de la población siria en Guta Oriental es indescifrable, ya que la ciudad ha estado sitiada por el gobierno sirio desde 2013 y es el último bastión rebelde cerca de la capital, Damasco.
Aproximadamente 400.000 civiles han vivido bajo el asedio en Guta Oriental y esta última ofensiva ha dejado 150.000 desplazados internos que han sido reubicados de una a otra zona en el afligido distrito.
Estratégicamente, el régimen de Assad ha logrado dividir a Guta Oriental en tres zonas, cada una de las cuales es controlada por grupos militares de la oposición anti-régimen.
Por lo tanto, lo que el régimen lanzó como una ofensiva para recuperar el control sobre Guta Oriental, terminó siendo insuficiente, ya que los grupos de oposición se niegan a rendirse.
Con la guerra siria entrando en su octavo año, los esfuerzos de la comunidad internacional para negociar la paz no han tenido éxito.
Por lo tanto, es imperativo cuestionar si la comunidad internacional le ha fallado al pueblo sirio.
Además, el incumplimiento del alto al fuego del 26 de febrero nos lleva a cuestionar la eficacia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya que no se ha llegado a ninguna solución viable real.
Es aquí donde nos preguntamos por qué las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas (ONU), junto con su Consejo de Seguridad (CSNU), siguen siendo ineficaces para encontrar una solución para actuar de acuerdo con su Carta y, efectivamente, detener la brutalidad en curso del régimen de Assad.
Estructura antidemocrática del CSNU
La ONU, junto con su Consejo de Seguridad, se considera, sin duda, como la organización internacional más importante en el escenario mundial.
Los principales objetivos de la ONU, al dar mandato al Consejo de Seguridad -como se detalla en su Carta de 1945- son "salvaguardar la paz y la seguridad para salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra; reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales y defender el respeto del derecho internacional".
Sin embargo, la estructura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas limita su propia capacidad para hacer cumplir efectivamente un sistema de seguridad colectiva, como es evidente en el caso de Siria.
Siete años después, las Naciones Unidas no han logrado ningún progreso real para poner fin a la brutalidad del régimen de Assad.
Es imperativo que entendamos que la ineficacia de la organización se deriva del hecho de que es anacrónica y egoísta; la estructura antidemocrática del Consejo de Seguridad es lo que niega su propósito, que es salvaguardar la paz y la seguridad.
Es el Capítulo V, Artículo 27 de la Carta de la ONU, que otorga a los principales vencedores de la Segunda Guerra Mundial el poder de veto.
La cláusula establece que "las decisiones sobre cuestiones de procedimiento se tomarán mediante el voto afirmativo de al menos nueve de los quince miembros actuales, y las decisiones sobre cuestiones sustantivas se tomarán mediante el voto afirmativo de nueve miembros, incluidos los votos concurrentes de los miembros permanentes".
Sin embargo, el problema con el Artículo 27 es que, como ya se ha señalado, ha limitado la capacidad del Consejo de Seguridad para aplicar eficientemente un sistema de seguridad colectiva.
Más importante aún, no puede hacer más de lo que permiten sus estados miembros permanentes.
Como resultado, su papel se ha limitado a "proporcionar mecanismos que faciliten la resolución pacífica de conflictos internacionales".
Incluso en este sentido, su registro ha sido desigual, ya que los miembros permanentes a menudo han utilizado el poder de veto "de acuerdo con sus intereses nacionales".
La incapacidad de la comunidad internacional para tomar una decisión de poner fin a la violencia en Siria está representada por la incompetencia del Consejo de Seguridad.
El constante debilitamiento de las resoluciones sobre Siria por parte del 'P5' -los cinco miembros permanentes- para servir a sus propios intereses, es nada menos que vergonzoso.
Por lo tanto, el hecho de que la ONU no actúe de conformidad con su Carta sigue empañando la reputación de la organización y revelando su incapacidad para actuar en defensa de la promesa de la misma Carta.
Cronología de ceses de fuego fallidos
A pesar de los intentos de la ONU, al igual que los del Consejo de Seguridad, de negociar el cese al fuego en Siria, han fracasado continuamente en imponerlos al gobierno sirio.
A continuación, se muestra una línea de tiempo de los ceses de fuego fallidos que no se han respetado.
En marzo de 2012, Kofi Annan, el ex Enviado Especial conjunto del Secretario General de las Naciones Unidas y la Liga Árabe (SESG) en Siria, presentó su plan de paz de seis puntos al CSNU.
Sin embargo, a pesar de su supuesto compromiso con el plan de paz, el régimen de Assad no retiró sus fuerzas de las ciudades ni redujo la violencia y continuó con los intensos bombardeos sobre Homs y Hama.
En abril de 2012, se creó una misión de control de la ONU desarmada, comandada por el general de división noruego Robert Mood, debido a la escalada de la violencia en el país, pero fue suspendida en junio de 2012.
Como resultado de la falta de compromiso del régimen sirio y la indecisión del CSNU, Kofi Annan renunció como enviado de la Liga Árabe y la ONU en Siria, y en su lugar se nombró a Lakhdar Brahimi, quien también renunció a su cargo en mayo de 2014.
El ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, nombró a Staffan de Mistura como enviado especial a Siria, quien a su vez sugirió una iniciativa para crear cuatro comités en 2015.
En febrero de 2016, el Alto Comisionado de Apoyo de Siria negoció un alto el fuego.
El CSNU votó en la Resolución 2268, exigiendo a todas las partes que cumplan con el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre el cese de las hostilidades en Siria, que se aplicaba tanto al gobierno como a la oposición, pero excluía a Daesh y al frente de al-Nusra y exigía un acceso de ayuda humanitaria a todas las áreas. Este acuerdo redujo la violencia, pero nunca fue completamente exitoso.
En septiembre de 2016, Estados Unidos y Rusia negociaron un cese del fuego con un enfoque en Alepo Oriental.
Sin embargo, el gobierno sirio se negó a permitir que los convoyes de ayuda que esperaban en la frontera turca entraran en el este de Alepo y los alimentos en los camiones perecieron.
El alto al fuego colapsó después de que el convoy de ayuda de la Media Luna Roja Árabe Siria (SARC) fuera atacado, según los informes, por las fuerzas rusas y sirias. Se cree que el gobierno usó el alto al fuego para prepararse para un asalto a Alepo Oriental para reclamarlo.
En febrero de 2018, se aprobó por unanimidad una resolución respaldada por los 15 miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para hacer cumplir sin dilación un alto el fuego de un mes en todo Siria para la entrega de ayuda humanitaria.
Sin embargo, el alto el fuego fue desafiado por el régimen de Assad, que continuó su ofensiva brutal en Guta Oriental. Pero esto se debe a la falta de voluntad de Rusia para presionar a Assad para que cumpla con las demandas de la comunidad internacional.
¿Es hora de reformar el CSNU?
Si se observa la tasa de éxito de los esfuerzos internacionales para negociar la paz, está claro que la comunidad internacional se encuentra en un punto muerto que la ha incapacitado para detener el reciente aumento de muertes y destrucción en Guta Oriental.
Rusia ha vetado constantemente las resoluciones sobre Siria y es cómplice de los crímenes cometidos contra el pueblo sirio.
Es evidente que la política de poder continúa obstaculizando cualquier progreso real en la intermediación de la paz en Siria porque Rusia continúa utilizando su poder de veto para respaldar a Assad.
Esto finalmente expone la estructura antidemocrática del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, así como su ineficacia en la defensa de la promesa de su Carta.
Lo que se ha estado desarrollando en Siria recuerda mucho a un tiempo en la historia cercana, en el que la comunidad internacional se volvió inútil.
Al igual que en Ruanda y Bosnia en la década de 1990, las Naciones Unidas están fallando en su mandato una vez más.
La incapacidad de la ONU para actuar en defensa de su propia Carta plantea cuestiones de reforma.
¿Es hora de reformar el CSNU? Está claro que ya no representa el orden mundial actual.
Más específicamente, como ha demostrado el caso sirio, no ha logrado "salvaguardar la paz y la seguridad para salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra".
*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.
*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.
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