Presión y ambivalencia en la política exterior de EEUU
La errática y sin credibilidad diplomacia del país norteamericano está llevando a que la potencia pierda influencia en el panorama internacional según analistas.

BOGOTÁ, Colombia
Por: Juan Felipe Vélez Rojas
El envío de buques de guerra a aguas de Oriente Medio, la incautación de un carguero norcoreano y las continuas amenazas de una posible intervención militar en Venezuela han marcado la política exterior del Gobierno de Estados Unidos en las últimas semanas.
En los tres casos (Corea del Norte, Irán y Venezuela) las acciones de la administración de Donald Trump han intentado, sin mayor éxito, obligar a sus contrapartes a modificar puntos importantes en sus respectivas políticas de defensa y seguridad o a promover un cambio en el poder, caso Venezuela.
La presión estadounidense
Las diferencias entre EEUU y Corea del Norte no son nuevas, provienen desde el fin de la guerra de Corea (1953). Por casi siete décadas las dos naciones han mantenido tensiones y cruces de amenazas, pero en esta ocasión el juego de tire y afloje se redujo un poco con dos cumbres históricas entre Donald Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Corea del Norte, con una economía diezmada por las sanciones internacionales, aceptó dialogar con su contraparte norteamericana para lograr la paz en la península coreana. EEUU bajo la administración Trump, por su parte, ha recurrido a un lenguaje tanto amenazador como conciliador en las conversaciones para obligar a Pyongyang a terminar con su programa nuclear, objetivo que parecer difícil sino imposible, según aquellas cumbres ocurridas en junio de 2018 y febrero de 2019.
Para el analista y académico político de la Universidad de los Andes, Víctor Manuel Mijares, la desnuclearización de Corea del Norte es poco probable, ya que es el único instrumento de política exterior que tiene la nación.
“Veo con mucho escepticismo que EEUU pueda llegar a una situación en la cual Corea del Norte voluntariamente se desarme, porque, insisto, eso sería el final de la capacidad de influencia y negociación de Corea del Norte”, señala Mijares.
En el caso de Irán, el Gobierno norteamericano elevó las alarmas con la nación musulmana, lo que significó el envío a Oriente Medio de la nave del Grupo de Ataque USS Abraham Lincoln, para enviar “un claro mensaje al gobierno de Hassan Rohaní”.
“Alí estamos viendo una presión que no solamente es de EEUU sino también de otro aliado norteamericano que es Arabia Saudita, e Israel en el fondo, que tienen el interés de debilitar a Irán. Los saudíes, quienes están luchando con Irán en guerras próximas tanto en Yemen como en Siria, consideran que Irán puede ejercer una influencia indebida en la región y afectar sus propios intereses”, afirma Mijares.
Sin embargo, el analista político señala que la nación iraní no es fácil de disuadir ya que es un “país con capacidades importantes” y cuyo gobierno cuenta con un gran respaldo de la población, adoctrinada por décadas, que mantiene latente un claro sentimiento antinorteamericano y que se puede ver reforzado por estas presiones.
“Irán ha amenazado con la posibilidad del cierre del Estrecho de Ormuz, pero el cierre de este punto le va a hacer mucho más daño a Irán que a cualquier otro país, entonces la amenaza de Irán de cerrar ese estrecho no es real pero su capacidad de resistir sí lo es. Esto se puede extender y llegar a un punto de mayores tensiones, que lo hemos visto en el pasado y que han terminado, esto no quiere decir que vayan a terminar igual, pero que han terminado en procesos de posterior distensión entre EEUU e Irán”.
Sobre Venezuela, cuyo caso es más reciente y distinto, la administración Trump ha optado por generar un cerco diplomático contra el gobierno de Nicolás Maduro, expresado su apoyo al autoproclamado presidente Juan Guaidó. Trump, pese a mantener una retórica amenazante y estar “abierto a posible intervención militar”, parece no estar dispuesto a escalar la situación.
Para la politóloga e internacionalista de la Universidad del Rosario, Sandra Botero Cabrera, EEUU no va a dejar de presionar al gobierno de Maduro, pero reitera que esta presión no tendrá ningún resultado sin un diálogo con el chavismo.
“La presión sola no va a ser suficiente, tiene que haber negociación con el chavismo. Lo que están tratando es de mantener la vigencia del cerco diplomático, mantener la atención sobre lo que está sucediendo en Venezuela, están presionando para una negociación, pero eso puede tener efectos secundarios desestabilizadores o poco convenientes para la región”, señala Botero.
La ambivalencia en la política exterior de EEUU y sus efectos
La politóloga e investigadora de la Universidad de los Andes, Sandra Borda, señala que la ambivalencia de la política exterior de EEUU se debe a que existen dos posiciones al interior del gobierno Trump.
Según Borda, una es la posición de Trump, la de los republicanos tradicionales, que no quiere más intervenciones internacionales sino mas bien asumir una actitud aislacionista. La otra, un ala más dura y que viene de la administración de George W. Bush (2001–2009), donde se encuentra John Bolton y demás, busca una actitud más intervencionista, más visible y amenazante en el escenario internacional.
“El juego que ellos tienen es el de la disuasión, que es amenazar con el uso de la fuerza para presionar un cambio en el comportamiento y el problema es que al final realmente no quieren poner los recursos en donde ponen la amenaza, no están dispuestos a intervenir. Pongamos el caso particular de Venezuela, han amenazado, pero cuando llegan los momentos claves se repliegan y no cumplen con lo que prometen. La estrategia es más bien dañina porque les hace perder credibilidad”, señaló la analista.
Para Mijares la errática política exterior estadounidense viene desde la administración Obama (2008 – 2016) que impuso una línea roja en Siria sobre el uso de armas químicas y pese a que el régimen de Bashar al-Assad las usó EEUU no hizo nada.
“El mismo Trump amenazó con fuego y furia en el caso de Corea del Norte y terminó negociando con Kim Jong-un para luego retractarse, pero luego volvió a la mesa diplomática y luego, nuevamente, volver a la posición militar”.
Para el analista lo mismo ha sucedido con Irán y Venezuela a quienes Estados Unidos ha impuesto fuertes sanciones pero que no ha escalado a la acción militar.
“Esa amenaza del uso de fuerza ha venido desgastando su credibilidad […] Un comportamiento donde EEUU no siempre cumple con su amenaza del uso de la fuerza, un comportamiento donde EEUU entra en contradicciones internas con respecto a qué, dónde y cuándo sería justo el uso de la fuerza. En ese contexto, EEUU está perdiendo mucha influencia internacional”.