Economía, Análisis

Trump y el libre mercado: el ejemplo del TLCAN

Acabar con el TLCAN hará que los estadounidenses de ingresos bajos y medianos paguen más para cubrir sus necesidades.

Tarik Oguzlu  | 01.09.2017 - Actualızacıón : 01.09.2017
Trump y el libre mercado: el ejemplo del TLCAN

ESTAMBUL

Desde el inicio de su campaña presidencial el año pasado, Donald Trump ha criticado fuertemente las visiones sobre los méritos de EEUU para tener acuerdos multilaterales de libre comercio con otros países.

Su decisión de retirar la firma de su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), y su antipatía hacia el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), hizo sonar las alarmas alrededor del mundo.

Muchos se apresuraron a la conclusión de que EEUU, el caballo de batalla del orden mundial liberal de la era posguerra, ya no consideraba vital para la materialización de sus intereses políticos y económicos, el mantenimiento de instituciones y convenios económicos multilaterales, entre los cuales sobresalen los organismos comerciales y los acuerdos de libre comercio.

Trump parece haber desarrollado la idea de que las plataformas económicas multilaterales, y los acuerdos de libre comercio con terceros, hasta el momento, han servido más a los intereses de otros países que a los de EEUU. Para él los acuerdos darían a estos terceros fácil acceso a los mercados domésticos estadounidenses y a inversiones de capital a precios más cómodos de los que dictaría el mercado a la baja en otras circunstancias.

Mientras usa una retórica malintencionada contra sus aliados europeos y asiáticos, por la supuesta falta de contribución financiera a los esquemas de seguridad bilateral como la OTAN en Europa, y el llamado sistema de “eje y radio” en Asia Oriental; Trump en reiteradas ocasiones ha argumentado que la adopción de medidas comerciales proteccionistas, y las políticas económicas “America First” (EEUU Primero), invertirían las consecuencias negativas del proceso de globalización y las políticas comerciales multilaterales sobre los intereses económicos estadounidenses.

De esta manera EEUU sería más capaz de proteger su mercado interno, y podría generar empleos en el sector manufacturero e incrementar los salarios. Para Trump la clase obrera blanca del área conocida como el "Cinturón del Óxido", (el centro-norte de EEUU, antiguo punto manufacturero y de industrias pesadas del país) votó por él porque lo veía como el hombre cuyas políticas económicas proteccionistas, y nacionalistas, revertirían las consecuencias negativas de la globalización, de fronteras abiertas, multiculturales y de mercados abiertos puestas en marcha por los gobiernos liberales.

En los ojos de la mayoría de la gente que votó por Trump, Estados Unidos es un país blanco que necesita ser protegido de la creciente prominencia política, económica, social y demográfica de los no blancos.

Es en este contexto que pueden entenderse de manera adecuada las posiciones de Trump contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el acuerdo de libre comercio más importante y voluminoso que ha establecido EEUU con otros países hasta la fecha.

Cuando entró en marcha en 1994, el TLCAN estableció un área de libre comercio entre los tres países de Norteamérica: Estados Unidos, Canadá y México. El volumen total de las actividades económicas de estos países es de alrededor USD 20 billones, de los cuales EEUU aporta aproximadamente USD 17 billones. Canadá es el segundo socio comercial de EEUU después de China, con un valor de importaciones y exportaciones cercano a los USD 580.000 millones. México ocupa el tercer lugar, con un volumen comercial de USD 550.000 millones.

Tanto Canadá como México tienen superávits comerciales a su favor con EEUU: USD 11.000 millones y USD 63.000 millones respectivamente.

Táctica de hombre de negocios

El hecho de que EEUU haya sufrido grandes déficits comerciales con sus vecinos constituye una importante razón del porqué Trump se opone al TLCAN. De acuerdo al punto de vista que tendría un hombre de negocios, él ve el déficit comercial en términos de “suma cero” e intenta rectificarlos mediante todas las medidas que tenga disponibles.

Una de esas medidas fue la propuesta que hizo, antes de ser elegido presidente, de poner fin a todos los acuerdos comerciales injustos con terceros, de los cuales, TLCAN era el que más odiaba.

Si su representante comercial (Robert Lighthizer) no hubiera entrado en la contienda a último minuto, probablemente Trump habría retirado la firma de EEUU del TLCAN durante los primeros meses de su presidencia. Lo que ocurrió fue que Trump, mientras estaba expuesto a una presión interna, y a los fuertes cabildeos canadienses y mexicanos en varios niveles dentro de EEUU, tuvo que acordar nuevas rondas de conversaciones en los territorios de los países firmantes, con el fin de actualizar el acuerdo a manera de hacerlo más aceptable para EEUU.

La primera ronda de negociaciones comenzó el 16 de agosto en Washington D.C. y terminó el 20 de agosto. Las siguientes rondas se llevarán a cabo en Canadá y México en septiembre, y se espera que las partes lleguen a un acuerdo final antes de que termine el año, y antes de las elecciones presidenciales de México en el verano de 2018. Las charlas se centrarán en temas controversiales como las reglas de origen, los mecanismos de resolución de disputas y las barreras no arancelarias.

Lo que les importa a Canadá y México es que EEUU es su principal socio comercial, le exportan cerca del 75% de sus bienes manufacturados y disfrutan de acceso ilimitado a inversiones estadounidenses en sus países.

Los sectores textiles, de automotores, energéticos (en Canadá), petroquímicos y de agricultura en Canadá y México, prosperan debido a las exportaciones sin restricciones hacía EEUU en el marco del TLCAN. Los canadienses y mexicanos no quieren enfrentarse a altos aranceles, y otras medidas proteccionistas como cuotas, que EEUU podría implementar en vez de las regulaciones impuestas por el acuerdo.

Existe un debate sobre los pros y los contras de las regulaciones del TLCAN para EEUU. Las limitaciones espaciales no nos permiten adentrarnos en los detalles de esta discusión. No obstante, es suficiente decir que ese tratado simboliza más que una simple relación transaccional de libre comercio entre los tres países de Norteamérica.

Economías unidas

El TLCAN parece haber unido las economías de estos tres Estados en un solo bloque, y haber mejorado su poder negociador contra los bloques económicos europeos y de Asia Oriental, en el escenario de competencia entre cadenas globales de suministros.

Por ejemplo para que las compañías mexicanas produzcan bienes industriales para ser exportados al mercado estadounidense, necesitan comprar bienes de EEUU/Canadá. Por cada USD 1 de output industrial mexicano, aproximadamente USD 0.60 de input estadounidense/canadiense debe ser importado.

Por otra parte, la verdadera razón por la que las clases trabajadoras del "Cinturón del Óxido" no han visto un incremento en sus salarios, y muchos de ellos terminaron sin empleo, desde que el TLCAN entró en marcha hace 25 años, no fue la tercerización de empleos de manufactura a países de bajos ingresos, sino los avances tecnológicos que incrementaron la tasa de automatización en los procesos manufactureros.

La terminación de este tratado también impactará de manera negativa a los estadounidenses de clase baja y media, ya que tendrán que pagar más para cubrir sus necesidades.

Hay que esperar para ver cómo culminarán las charlas del TLCAN, pero será probable que siga existiendo a pesar de Trump, pues los beneficios para sus simpatizantes tradicionales parecen ser más grandes que los costos potenciales.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.   

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