Análisis

“Responsabilidad estratégica" y crisis nuclear en Corea del Norte

En respuesta al régimen de Kim Jong-un, la administración estadounidense parece estar adoptando una nueva política de "responsabilidad estratégica".

Tarik Oguzlu  | 23.08.2017 - Actualızacıón : 24.08.2017
“Responsabilidad estratégica" y crisis nuclear en Corea del Norte

Estambul

Desde el Acuerdo de Armisticio de Corea en 1953, la guerra fría en la península coreana ha continuado.

A raíz de los intentos iniciales de la dinastía Kim de adquirir armas nucleares y misiles balísticos con capacidad de lanzamiento a principios de los años noventa, la tensión entre la República Democrática de Corea del Norte con los Estados Unidos y sus principales aliados, Corea del Sur y Japón, ha empeorado.

Todos los intentos internacionales para impedir que el régimen de Corea del Norte desarrolle esta capacidad parecen haber fallado, mientras Pyongyang ha probado exitosamente una gama diferente de misiles balísticos durante la última década.

El episodio más peligroso de la crisis tuvo lugar el mes pasado, cuando Pyongyang probó dos misiles balísticos intercontinentales que podrían haber llegado a territorio estadounidense.

Con el riesgo de recibir un ataque de Corea del Norte, Estados Unidos, el proveedor de seguridad más importante de Asia Oriental y el protector de sus aliados en la región, ha intensificado las agresiones verbales contra el régimen de Kim Jong-un. El presidente Donald Trump ha amenazado descaradamente a Pyonyang con una respuesta norteamericana mortal, si el reino eremita llega a arremeter contra Corea del Sur, Japón o cualquier presencia estadounidense en la región.

Últimamente, la furia estadounidense se ha dirigido hacia las amenazas verbales hechas por el régimen de Kim sobre apuntar a la base militar estadounidense en Guam, un punto que parece estar dentro del rango de misiles balísticos intercontinentales norcoreanos.

Ejército bloqueado y cargado

La razón por la que muchos expertos y analistas parecen estar preocupados en el contexto de las tensiones recientes, es que el mundo podría estar cerca del inicio de una guerra nuclear debido a los comportamientos irracionales que muestran tanto el régimen de Kim como la administración de Trump.

La retórica irracional del régimen norcoreano al apuntar abiertamente a los territorios americanos en Guam y desafiar todas las advertencias internacionales de no "cruzar el Rubicón", parece haber llevado al presidente Trump a disponer irracionalmente de la maquinaria militar estadounidense, como respuesta de su país a la crisis.

Amenazar al régimen de Pyongyang con la furia y el fuego norteamericanos e insinuar que el ejército estadounidense está ahora bloqueado y cargado en Asia Oriental, lleva a muchos a preguntarse si ya hemos pasado el punto de no retorno.

Sería equivalente profetizar cómo se desarrollará la crisis en los días y meses venideros y si el mundo será o no testigo de una nueva guerra nuclear desde que las armas atómicas fueron utilizadas por última vez en 1945.

Las apuestas indican que pensar con la cabeza fría prevalecerá sobre los belicistas y se encontrará una solución diplomática a la crisis. Es seguro que ni Corea del Sur ni Japón querrían una guerra ya que probablemente serían los principales objetivos del régimen norcoreano.

Corea del Sur y Japón: soluciones diplomáticas

El gobierno de Seúl parece estar a favor de usar soluciones diplomáticas, argumentando abiertamente que la revitalización de la "diplomacia del sol" probada a largo plazo, marcará finalmente el camino para la integración del país más aislado del sistema internacional.

Al parecer, los surcoreanos se oponen vehementemente a la militarización de la crisis y confían su seguridad a las imprevisibles intenciones de la administración Trump.

Corea del Sur no sólo está al alcance de los posibles ataques de Corea del Norte, sino que también se encuentra en medio de una confrontación estratégica entre Estados Unidos (la actual hegemonía) y China (aspirante a la hegemonía). Sin necesidad de mencionar que alrededor de 200.000 ciudadanos estadounidenses viven en ese país, de los cuales aproximadamente 30.000 son militares.

Japón parece estar en una situación similar después de invertir en intereses estratégicos y económicos para continuar su relación comercial con Pekín. Cualquier guerra en la península coreana involucrará indudablemente a China y pondrá a Japón al lado de los Estados Unidos contra una China en ascenso.

Habiendo sufrido las horribles consecuencias del uso de armas atómicas en 1945, Japón también aborda el tema desde una perspectiva moral.

Junto con Alemania, Japón es uno de los principales partidarios de soluciones diplomáticas y de ejercer un poder blando frente a las crisis internacionales en todo el mundo.

También parece que Corea del Sur y Japón comparten el sentimiento de que el compromiso nuclear estadounidense con su seguridad territorial ya no puede darse por sentado, ya que Pyongyang ha desarrollado la capacidad de golpear directamente a territorios estadounidenses.

Si Estados Unidos va a arriesgar la vida de sus ciudadanos en Nueva York, Washington o Los Ángeles para demostrar su compromiso con las vidas de surcoreanos y japoneses en Seúl y Tokio es ahora una pregunta abierta, dado que el presidente Trump acusó abiertamente a los aliados de vivir a expensas de Estados Unidos, y ha puesto el mantra de “América Primero” en el centro de su política exterior.

Intereses y miedos chinos

Similar a Corea del Sur y Japón, también se cree que Pekín hará todo lo posible para encontrar una solución diplomática a la crisis cuando las cosas se pongan feas.

Tiene más intereses de continuar sus relaciones estratégico-económicas con Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, que en las acciones de Corea del Norte que pueden resultar en una catástrofe nuclear y una agitación global.

La esperanza es que las preocupaciones de China de que se lleve a cabo cualquier cambio en el régimen de Corea del Norte, la reunificación de la isla bajo el apoyo estadounidense a Corea del Sur y la afluencia de norcoreanos a su territorio, eventualmente empujarán al régimen de Pekín a invertir más en la solución diplomática de la crisis actual.

Pekín no tiene ningún problema con el régimen de Kim y al mismo tiempo, teme las consecuencias negativas del uso del poder militar estadounidense en su patio trasero.

La continuación del statu quo en la península coreana, con Corea del Norte actuando como un baluarte contra Corea del Sur y Estados Unidos, sólo puede servir a los intereses chinos siempre que las irracionales políticas nucleares del régimen de Kim no provoquen una mortal respuesta estadounidense.

Lo que va a ser irracional por parte de los líderes chinos es que ellos asumen que los Estados Unidos no aumentará la presión sobre Pekín para que desempeñe un papel facilitador en este proceso.

Pekín haría bien en apreciar que la comunidad internacional, en particular los Estados Unidos y sus aliados principales, Corea del Sur y Japón, ven ahora a China como el país más importante para encontrar una solución a la crisis.

El régimen de Kim ya ha demostrado su firmeza para desafiar las advertencias estadounidenses de no desarrollar misiles nucleares y balísticos.

El presidente Trump también ha aprovechado la oportunidad en varias reuniones que mantuvo con el presidente chino, Xi Jinping, para transmitir esta expectativa estadounidense a los líderes chinos.

Una nueva política de responsabilidad estratégica

El último ejemplo de este pensamiento estadounidense se hizo evidente en el artículo de opinión que el secretario de defensa, James Mattis, y el secretario de estado, Rex Tillerson, escribieron para el Wall Street Journal, el 13 de agosto de 2017.

En ese escrito, ambos secretarios dejaron en claro que la política de "paciencia estratégica" de la administración Obama era un error y ahora Estados Unidos lleva a cabo una nueva política de "responsabilidad estratégica", según la cual no sólo el régimen de Pyongyang soportaría la consecuencias negativas de sus acciones irracionales, sino también muestra el deber de China de actuar como un poder global "responsable" para mantener la paz y la estabilidad regional.

Estados Unidos y sus aliados todavía están a favor de una solución diplomática a la disputa y esperan que las últimas sanciones económicas impuestas a Corea del Norte la primera semana de agosto de 2017, produzcan algunas consecuencias positivas. Sin embargo, también responsabilizarán cada vez más al liderazgo chino de este resultado, a falta de soluciones militares que den frutos.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.  

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