En el centésimo día desde el comienzo de las manifestaciones populares en Irak, surgidas por las malas condiciones de vida y la corrupción, los manifestantes llamaron este viernes a organizar una manifestación con un millón de participantes.

Las manifestaciones comenzaron el 1 de octubre de 2019 en la capital, Bagdad, y en poco tiempo se extendieron a las capitales de las provincias sureñas del país árabe. Luego de una pausa de una semana, los manifestantes volvieron a las calles el 25 del mismo mes, obligando a reuniciar al primer ministro, Adel Abdul-Mahdi, el 29 de noviembre.

Tanto en la capital como en las principales ciudades del sur, los manifestantes se han instalado en tiendas de campaña. La principal plaza de Bagdad, Tahrir, se ha convertido en el ‘hogar’ de los manifestantes.

Las fuerzas de seguridad a menudo intervienen las protestas recurriendo al uso de fuerza excesiva. Según datos del Gobierno, más de 350 personas han perdido la vida hasta el momento y unas 1.000 han resultado heridas, mientras que decenas de activistas han sido arrestados y otros tantos asesinados.

Irán, que presuntamente ha estado involucrado en los asuntos internos del país desde la invasión estadounidense de Irak en 2003, habría intentado reprimir las manifestaciones para proteger la estructura política actual en Bagdad.

A las demandas de los manifestantes se ha añadido su preocupación por la repercusión en Irak de los efectos de la escalada de tensión entre Irán y Estados Unidos a raíz del asesinado del excomandante de la Fuerza al-Quds de Irán, Qasem Soleimani, por esta.

Los manifestantes iraquíes no quieren que su país se convierta en el escenario de un nuevo conflicto, y se quejan de que hasta el momento no se ha podido formar un gobierno independiente.

Hace dos días, el clérigo chií iraquí Muqtada al-Sadr, cuyos partidarios se encuentran entre los manifestantes, había llamado a formar un gobierno independiente y fuerte en el plazo de 15 días.

*Traducido por Daniel Gallego.