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Trump ha herido el orden de Oriente Medio

A los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo no les importa una escalada de la violencia con Irán, pero no necesariamente comparten el entusiasmo de Trump para difamar completamente a la República Islámica.

Hussain Abdul Hussain  | 16.05.2018 - Actualızacıón : 17.05.2018
Trump ha herido el orden de Oriente Medio

WASHINGTON

Un mes antes de que anunciara la reintroducción de las sanciones estadounidenses a Irán, el presidente Donald Trump envió a los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) una carta secreta en la que los instaba a poner fin a su división de casi un año. La carta trazó una ruta sobre cómo los países del Golfo deben llegar a un acuerdo, incluyendo poner fin a los ataques mediáticos que lanzan sus respectivos medios de comunicación uno contra el otro.

Trump quería lanzar su campaña contra Irán y para este propósito quería que los aliados de Estados Unidos en el Golfo reunificaran sus filas. Desde el estallido de la crisis entre Catar, por una parte, y Arabia Saudita, los Emiratos, Bahréin y Egipto, por otra, Doha se ha acercado más a Teherán. Debido a que Arabia Saudita cerró el único cruce fronterizo terrestre de Catar, mientras que Bahréin y Emiratos Árabes Unidos cerraron su espacio aéreo a los vuelos de Catar, Doha se vio obligada a depender de sus otros vecinos, especialmente de Irán, que, naturalmente, no perderían la oportunidad de explotar la amplia brecha entre sus vecinos árabes.

Pero a diferencia de Arabia Saudita, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos, los otros tres miembros del CCG -Catar, Kuwait y Omán- tienen un cálculo diferente cuando se trata de Irán. Los niños pequeños en el bloque están aprendiendo a caminar sobre una cuerda floja entre las grandes potencias por temor a ser intimidados por uno o por el otro.

Kuwait, por ejemplo, ha mantenido buenas relaciones tanto con Riad como con Teherán en las últimas dos décadas. Kuwait es uno de los socios más confiables de Estados Unidos, tanto que los funcionarios estadounidenses lo llaman "nuestro principal socio fuera de la OTAN". Sin embargo, a pesar de sus excelentes vínculos con Washington, Kuwait también se aseguró de mantener buenas relaciones con Irán. Los países pequeños saben que les conviene mantenerse lo más neutrales posible, incluso si eso los obliga a caminar sobre una cuerda floja.

Entonces, cuando Trump instó a los países del CCG a unirse para preparar su escalada contra Irán, Catar, Kuwait y Omán parecían dispuestos a ayudar a reunir al CCG, pero sus funcionarios parecían reacios a respaldar una línea dura contra Teherán.

Otro problema con el plan de Trump fue su política de convertir a Irán en un espantapájaros lo suficientemente atemorizante como para hacer que todos los países miembros del CCG anularan cualquier reserva que tengan en contra de normalizar sus relaciones con Israel, independientemente de la paz entre los israelíes y los palestinos.

Abandonando la tradicional línea árabe de solidaridad con los palestinos, lo que significa mantener a Israel a raya hasta que los palestinos lleguen a un acuerdo a su gusto, Bahréin y los Emiratos Árabes han mostrado indulgencia en sus tratos con Israel. Algunos informes sugieren que incluso Arabia Saudita ha permitido que el avión nacional de Israel, El Al, sobrevuele el espacio aéreo saudita, lo que es otra señal de descongelamiento de las relaciones entre los dos países.

Kuwait, y especialmente Catar, parecen no estar dispuestos a unirse a sus compañeros de CCG para dejar de lado a Israel. Los kuwaitíes, y especialmente los cataríes, prefieren la política árabe tradicional de no tener relaciones con Israel hasta que los palestinos reciban un trato justo y les den a los árabes la señal para abrirse a Tel Aviv.

Entonces, aunque a todos los miembros del CCG no les importe un escalamiento de la violencia con la creciente influencia iraní en la región, no necesariamente comparten el entusiasmo de Trump por difamar completamente a la República Islámica y representarla de forma tan peligrosa como las reservas de los árabes en contra de la normalización de las relaciones con Israel.

Desde las perspectivas de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, el dicho "el enemigo de mi enemigo es mi amigo" ciertamente se aplica a esta situación. Si Irán es su enemigo, e Irán también es el enemigo de Israel, entonces Israel se convierte en su amigo.

Para los cataríes y los kuwaitíes, "el enemigo israelí de mi enemigo iraní no es necesariamente mi amigo, sino más bien un enemigo en sí mismo".

Una red de intereses tan complicada hace que sea más difícil para Washington imponer sus sanciones a Irán. Con los europeos anunciando su separación con Estados Unidos por la retirada de Washington del acuerdo nuclear, y con algunos Estados del Golfo vecinos a Irán mostrando más indulgencia al tratar con Teherán de lo que Estados Unidos espera, el régimen de embargo que la administración Trump está tratando de traer de vuelta en Irán parece haber nacido con lagunas. Y sin una resolución del Consejo de Seguridad, Estados como Catar, Kuwait, Omán e incluso Dubai, dentro de los Emiratos Árabes Unidos, tendrán más dificultades para hacer cumplir las sanciones estadounidenses.

El nuevo orden regional se basa parcialmente en un avance en la paz entre árabes e israelíes basado en el esquema de "afuera-adentro", donde los países árabes firman primero la paz con los israelíes, antes de que los palestinos lo hagan, en lugar del viejo acercamiento “adentro-afuera”.

Sin embargo, este orden en Oriente Medio, como lo imaginó la administración Trump, parece ser una política que sigue anuncios a menudo improvisados en lugar de que él anuncie políticas coherentes planificadas después de un debate serio y extenso.

Hasta que Washington presente un plan mejor para reorganizar Oriente Medio, la política de la administración Trump hacia esta región seguirá siendo un conjunto de medidas improvisadas que apuntan más a perforar agujeros en las políticas del expresidente Barack Obama que a introducir una nueva visión coherente.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.

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