Política

Daniel Ortega, el revolucionario que instauró una nueva dictadura en Nicaragua

El otrora guerrillero sandinista hoy es antítesis de libertad y democracia, y de la misma Revolución Sandinista que hace 40 años ayudó a triunfar.

Wilfredo Miranda Aburto  | 19.07.2019 - Actualızacıón : 20.07.2019
Daniel Ortega, el revolucionario que instauró una nueva dictadura en Nicaragua Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. (Carlos Herrera - Agencia Anadolu).

Costa Rica

Por: Wilfredo Miranda Aburto

El 19 de julio de 1979, Óscar Cortés sintió una de las alegrías más tremendas de su vida: La Revolución Sandinista triunfó en Nicaragua. Como guerrillero se sentía protagonista de la época. Sin embargo, cuarenta años después de haber derrocado a la dictadura Somocista, este hombre vive la fecha con suma decepción: Daniel Ortega, quien preside los actos conmemorativos revolucionarios en su calidad de líder máximo del Frente Sandinista y presidente de la República, es considerado “dictador” por este exguerrillero originario de Masaya.

Cortés siente rencor por Ortega. Desde hace un año, en julio de 2018, este hombre tuvo que exiliarse en Costa Rica. Los policías y paramilitares del Gobierno sandinista comenzaron a perseguirlo por haber participado en las protestas ciudadanas iniciadas en abril de 2018, cuando estalló la rebelión popular contra el comandante Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

“Las dictaduras matan, torturan, encarcelan, persiguen, exilian, y dejan huérfanas a las familias. ¿Cuántas familias están aquí en Costa Rica? Miles de familias desintegradas”, pregunta Cortés y se responde a sí mismo. La desilusión es profunda. El Gobierno Ortega-Murillo ordenó una de las peores oleadas represivas en Masaya, la ciudad de Óscar y cuna de la insurrección en contra de la dictadura somocista.

Masaya era símbolo y bastión para el comandante Ortega hasta abril de 2018. Sin embargo, los ataques policiales y paramilitares rebelaron por completo a sus habitantes, quienes desempolvaron el talante guerrillero de la ciudad. Su resistencia durante las protestas cívicas fue la más fuerte en Nicaragua, al grado que las fuerzas armadas del Gobierno tuvieron que asesinar a 38 personas (según organismos de derechos humanos) para retomar la plaza controlada por los rebeldes.

Cortés era uno de esos rebeldes. A sus 61 años se unió a la resistencia cívica, porque consideró que durante la última la década de mandato ininterrumpido, el comandante Ortega y Murillo se alejaron de los “principios sandinistas”.

“La familia nicaragüense estaba unida, pero el 19 de abril de 2018 todo se rompió. ¿Por qué? Porque en Nicaragua no hay democracia, no hay oportunidades, no hay nada. Lo que hacen es ponerte una mazorca en las tapas (censurarte). Y eso no se puede dar ya como con Somoza”, explica Cortés a Agencia Anadolu.

Hasta antes de 2018, este antiguo guerrillero de Masaya miraba con preocupación el rumbo del Gobierno de Ortega. Pero no protestaba por ese fuerte principio de militancia: “Obediencia al partido”. Sin embargo, cuando el régimen sandinista ordenó la represión que dejó 325 muertos en menos de un año, Cortés decidió desconocer la autoridad del presidente.

Por eso este viejo combatiente sandinista prefirió dejar de ver al comandante Ortega como líder político de aquella utopía sandinista que conmovió al mundo en 1979. Hoy, esa revolución, es vista como “un proyecto familiar” de Ortega y su esposa Rosario Murillo, agravada por la comisión de “una masacre” en perjuicio de ciudadanos inocentes, denuncia la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.

“Uno puede ser sandinista, pero no orteguista… porque los sandinistas no asesinan a sus hermanos”, afirma Cortés.

No sólo Óscar, guerrillero olvidado por la cúpula del sandinismo, sostiene que el comandante Ortega se convirtió en dictador. Los antiguos comandantes revolucionarios —y excompañeros de lucha de Ortega— consideraban que la actual administración estaba caracterizada por el autoritarismo y el control absoluto de todos los poderes del Estado. Sin embargo, con la matanza cometida desde abril de 2018, el presidente y su esposa terminaron de mutar a una dictadura acusada de “cometer crímenes de lesa humanidad”, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“Daniel Ortega es un dictador de nuevo cuño. Ni Somoza tuvo tanta subordinación de los poderes del Estado como él. Ahora es otra dictadura sanguinaria”, dijo a la Agencia Anadolu el comandante guerrillero Hugo Torres.

Exguerrillero Óscar Cortés

El parteaguas de Ortega

El 18 de abril es un parteaguas para el Gobierno. Previo a esa fecha, la administración mantenía un modelo gubernamental corporativista con el gran capital nicaragüense. Dicha alianza proveía al país de buen desempeño económico, pero al mismo tiempo, en el plano político y de derechos civiles, Ortega y Murillo perseguían de forma selectiva a sus opositores. Tal es el caso de Torres o de la guerrillera Dora María Téllez, la célebre comandante inmortalizada en la crónica “Asalto al Palacio” del Nobel Gabriel García Márquez.

“Ortega se convirtió en lo que quiso”, advierte Téllez a la Agencia Anadolu. 

“Quiso el poder total y lo tuvo. Pero por más que su Gobierno quiso vender una realidad alternativa, proyectando al extranjero esa fantasía de que estábamos en una segunda etapa de la Revolución Sandinista, y ellos eran los consagrados, se estrellaron con la rebelión ciudadana”, sostuvo la también historiadora.

Ortega llegó al poder en 2006 y luego empezó el secuestro de los poderes del Estado, anulando el contrapeso democrático. En 2008, durante las elecciones municipales, cometió fraude electoral, tal como documentó la oposición y las misiones de observación electoral de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA). Los fraudes electorales serían la manera que usó Ortega para reafirmar su control absoluto del Estado y lograr la mayoría parlamentaria.

Gracias a la enorme cooperación petrolera venezolana (cifrada en más de USD 4 mil millones), Ortega construyó un emporio clientelar y de negocios con empresarios, mientras lo acusaban de cometer fraudes electorales y anular el Estado de Derecho. Con las fallidas reformas a la seguridad social ordenadas en abril de 2018 —en un momento que la bonanza venezolana se desplomó— la alianza con el gran capital y el consenso social en las calles fue hecho añicos por las protestas universitarias, que primero iniciaron en Managua, y luego en todo el país.

Con la muerte de centenares de personas, presos y juicios políticos, persecución, una economía al borde del colapso, y más de 70 mil nicaragüenses exiliados, Ortega y Murillo enfrentan la crisis más grave como Gobierno. La pareja presidencial ha respondido al descontento con fusiles, pero eso solo ha agravado el encono ciudadano y alargado la crisis.

“Lo más traumático para los dictadores es que incluso su base social, su propia gente leal, les haya dado la espalda. Están aislados. Los han dejado solos”, opinó Téllez. “Daniel Ortega ha convertido al Frente Sandinista en una organización criminal. Es un régimen derrotado”, afirma la comandante.

Sin embargo, Ortega y Murillo de Ortega continúan en la silla presidencial, aunque también asediados por las sanciones internacionales, y el cerco de otros países como castigo a la represión que comandan.

La revolución se convirtió “en una dictadura igual o peor a la de Somoza”, coinciden sus críticos. Daniel Ortega es antítesis de su origen revolucionario. El hombre que luchó por la libertad, y regresó al poder bajo esa misma aura redentora, se volvió un “dictador sanguinario”, según Óscar Cortés.

En las calles, pese al estado policiaco impuesto y la prohibición de la protesta popular decretada por el Gobierno, los ciudadanos —entre ellos simpatizantes sandinistas—, siguen gritando una nueva consigna que parece resumir la transformación del presidente sandinista: “Ortega y Somoza son la misma cosa”. 

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.



El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.
Temas relacionados
Bu haberi paylaşın