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Las heridas de Ruanda siguen doliendo después de 25 años

La masacre a cargo de dos tribus rivales en 1994 causó la muerte de 800.000 personas.

Andrew Wasike  | 07.04.2019 - Actualızacıón : 09.04.2019
Las heridas de Ruanda siguen doliendo después de 25 años Un grupo de personas marchan desde el Parlamento de Ruanda hasta el Estadio Amahoro el 7 de abril de 2018 en Kigali, Ruanda, como parte de los eventos de conmemoración del aniversario 24 del genocidio de 1994. (Archivo - Agencia Anadolu)

Ankara

El 7 de abril de 1994 es recordado como uno de los días más sombríos de la historia de África, el día en el que el tribalismo mostró sus dientes, llevando a una de las masacres más sangrientas jamás presenciadas en África y en todo el mundo.

Los miembros de la comunidad hutu, que constituían una mayoría en Ruanda, atacaron a los de la comunidad Tutsi, que eran minoría en el país, asesinado eventualmente a unas 800.000 personas.

En sus 25 años de aniversario, aún hay heridas de esta masacre que deben sanar.

Mark Kigeli, que ahora tiene 35 años, tenía solo 10 años de edad cuando estalló la guerra. Las imágenes que recuerda de ese día lo siguen atormentando.

“Recuerdo la lucha que soportaron mi madre y mi padre para que yo pudiera sobrevivir”, le dijo Kigeli a la agencia Anadolu. “Intentamos todo, pero cuando llegaron los hutus, fueron implacables y despiadados”.

El sobreviviente del genocidio agregó: “solo recuerdo arrastrarme entre la sangre, que pudo haber sido de mi madre o de mi padre, o incluso de mis hermanos porque todos ellos fueron masacrados. Le recuerdo que mi hermana menor tenía siete años, mostrando el tipo de bestias que eran estos hombres”.

“Yo también iba a ser asesinado, pero en vez de golpearme con la parte filosa del machete, me dio una especie de cachetada con este. Me arrastré y me desmayé”, recordó Kigeli. “Me despertó el fuego de nuestra casa cuando se fueron, y desde entonces he vivido con mi tío que me encontró después de eso”.

Kigeli dijo también que muchos tutsis que en este momento tienen entre 30 y 40 años quedaron huérfanos por causa del genocidio y muchos otros siguen teniendo cicatrices de su niñez que les recuerdan las atrocidades que cometieron contra su tribu.

Violación y VIH

Jaqueline, una estudiante de enfermería de 33 años, que le pidió a la Agencia Anadolu que se usara solo su primer nombre, confesó que resultó contagiada con VIH después de ser violada por uno de sus captores.

“Me capturaron como una prisionera muy joven. Ni siquiera se molestaron en atarme las manos”, recordó la estudiante. “Los hutus con los que caminaba violaban tantas mujeres diferentes y yo nos incluida en innumerables ocasiones, creo... no, estoy segura de que así es como contraje la enfermedad”.

Jaqueline contó que tiene cicatrices en todo su cuerpo y el hecho de que es positiva para VIH es prueba de que sus heridas “nunca sanarán, aunque las cicatrices sanaron hace mucho, duelen casi como si hubieran sido infligidas ayer”.

La joven Jaqueline en ese entonces logró huir de sus captores un día mientras iba a tomar agua en un río. Después se apresuró para llegar a la casa de una tía que la recibió.

Su tía estaba casada con un hutu entonces estuvo a salvo durante un tiempo, pero un par de semanas después los hutus irrumpieron en la casa, etiquetando a su tía y a su esposo de “traidores”. Su tía fue asesinada pero el esposo de ella fue perdonado.

Logró huir nuevamente y pudo subir a bordo de un vehículo que la llevó a una zona segura al sur de Ruanda.

“Asesinaron a todos”

John Mutara, quien quedó huérfano siendo muy pequeño, está estudiando en una universidad en la capital del país, Kigali, y realiza trabajos casuales como lavar ropa, cortar el césped, recoger agua y otras cosas para poder satisfacer sus necesidades.

“Asesinaron a todos los miembros de mi familia”, relató Mutara.

“Éramos seis. Y yo soy el único que sobrevivió. Mis tíos y tías, todos desaparecieron. Bien fueron asesinados o están perdidos, como yo. Pero escuché por un amigo de la familia que habían muerto”.

Muchas de las personas que hablaron con la Agencia Anadolu explicaron que el camino para el perdón y la sanación ha sido largo y lento a pesar del hecho de que económica y socialmente Ruanda se ha redimido con el mandato del presidente Paul Kagame.

Kagame, un líder militar tutsi, lanzó una campaña conocida como el Frente Patriótico Ruandés, que derrotó a las autoridades civiles y militares responsables por el genocidio.

Las fuerzas de Kagame hicieron uso de las armas para abolir a las tres tribus principales: los hutus, los twas y los tutsis. Uniendo así al pueblo de Ruanda como uno solo.

En un reporte emitido por Human Rights Watch publicado en 2010, se determinó que las fuerzas de Kagame, en su esfuerzo por llevar la paz a la región, llevaron a cabo asesinatos que también cobraron la vida de personas inocentes en el camino.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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