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Alerta en la Patagonia chilena ante choques de ballenas contra embarcaciones

Esta región está entre las 11 más críticas a nivel mundial ya que allí cada año mueren al menos 20 mil cetáceos por estas colisiones. Organizaciones ambientalistas lanzan iniciativas para enfrentar el problema.

Andrea Aguilar Córdoba  | 13.09.2021 - Actualızacıón : 23.09.2021
Alerta en la Patagonia chilena ante choques de ballenas contra embarcaciones (Crédito obligatorio: Cortesía WWF Chile)

CHILE
Las costas de Chile son el hábitat natural de unas 43 especies de ballenas y algunas de ellas se encuentran en una situación crítica, como es el caso de la ballena franca, con apenas 50 individuos entre Chile y Perú. Sin embargo, el peligro para esta especie se ha incrementado recientemente en la zona de la Patagonia en donde el concurrido tráfico marítimo ha reducido sus espacios y provocado colisiones letales en 2009, 2014 y 2017, así como muertes de ballenas por enredarse con redes de salmoneras en 2007 y 2020.

“Las costas del Pacífico sur chileno son un destino habitual para la ballena azul durante el verano, pero la región se ha convertido en un punto peligroso debido al tráfico marítimo. Se estima que cada día mil barcos transitan estas aguas. Según un reciente estudio científico, 83 por ciento de esos barcos pertenecen a la industria salmonera”, señala a la Agencia Anadolu Paolo Bray, fundador y director de Friend of the Sea.

Esta organización lanzó este año la certificación Whale-Safe con el objetivo de involucrar al sector del transporte marítimo en la reducción de las colisiones de barcos con ballenas. Una iniciativa que espera que se pueda empezar a aplicar en Chile, luego de que compañías navieras como Seatrade (Países Bajos) y GreenSea (Bélgica) se convirtieran en las primeras en ser certificadas a nivel mundial. 

“Es factible y muy importante, puesto que a lo largo de la costa chilena hay concurridas rutas marítimas que se cruzan con zonas de alimentación y reproducción de ballenas. Por lo tanto, hay mayor posibilidad de colisiones. En este sentido, hemos notado que en Chile hay un mayor conocimiento del tema que en otras partes del planeta, principalmente gracias al trabajo de difusión de científicos que vienen alertando sobre la amenaza de los choques”, asegura Bray. 

Para acceder a esta certificación las naves deben tomar medidas concretas para reducir o evitar los choques, tales como tener a bordo cámaras infrarrojas, reducir la velocidad y aplicar un programa de observación de mamíferos marinos a tiempo completo. 

Esto implica compartir las observaciones de ballenas en tiempo real a través de una plataforma en línea para poner la información a disposición de todos los barcos de la zona con fines estadísticos.

Una Patagonia concurrida y letal

Para expertos de organizaciones como Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Universidad Austral de Chile, el alto nivel de tránsito marítimo de esta zona implica un peligro inminente para una población de cetáceos de la que no hay datos exactos y en donde el número de embarcaciones que atiende a la industria salmonera ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años. 

“Patagonia es uno de los sitios más importantes para la alimentación de la ballena azul y sus crías. En un trabajo reciente vimos que el 80% de las flotas que presta servicio a las salmoneras esta cruzando por zonas donde están las ballenas. Hemos puesto transmisores digitales en las ballenas y podemos saber cómo se mueven”, señala Rodrigo Hucke, biólogo y fundador de la ONG Centro Ballena Azul.

Hucke advierte que los barcos de la actual flota internacional son más grandes y rápidos, lo que se ha traducido en choques con ballenas en otras zonas como Mejillones y en Antofagasta (norte), aunque otros expertos advierten del aumento de riesgo en las zonas más australes, en donde se reducen los espacios de navegación.

“La Patagonia es un territorio súper particular porque el área en donde se realiza el tránsito marino y en donde andan las ballenas es súper pequeña, por lo que la probabilidad de encuentro es altísima”, advierte Yacqueline Montecinos, encargada de Biodiversidad Marina de WWF Chile.

Montencinos señala que hay algunas zonas donde la probabilidad de encuentro es mayor y el riesgo de colisión también, como el Golfo Corcovado, donde hay información que evidencia el alto trafico marino en las zonas de alimentación de las ballenas azules y jorobadas. Expertos coinciden en que la pérdida de una sola ballena constituye un impacto enorme para la especie y el ecosistema en la Patagonia porque son una máquina de absorber carbono.

“Hablamos de especies que son longevas, que se demoran mucho tiempo en gestar, luego el periodo de lactancia es largo y lograr madurar sexualmente es más tiempo aún. El perder un individuo al año puede generar un impacto demasiado crítico en el tamaño poblacional. Entonces es por eso que no podemos darnos el lujo de arriesgar la pérdida ni siquiera de un individuo”, señala a la Agencia Anadolu la especialista de WWF Chile.

Iniciativas con luz verde del Gobierno

Montecinos asegura que actualmente WWF Chile está desarrollando un sistema de alerta acústica en el sur de Chile que, en tiempo real, permite detectar las vocalizaciones de las ballenas y así detectar su presencia y de forma inmediata enviar una notificación a todas las embarcaciones en el área para avisarles que reduzcan la velocidad y desvíen sus rumbos, si es posible, aunque no es tan fácil hacerlo por la geografía de la zona. 

“Estamos trabajando muy activamente en medidas como la reducción de la velocidad de la navegación partiendo por el Golfo corcovado y Chiloe, donde hay disposición de los usuarios que son parte del tráfico marino para poner en práctica esto y ver cómo nos va. Vamos bien encaminados, aunque aún no podemos hablar de resultados”, destaca la experta de WWF Chile.

Actualmente varias organizaciones protectoras de fauna y expertos hacen parte de la mesa de trabajo conformada con el Ministerio del Medioambiente, en donde se analizan temas como la mitigación del impacto del ruido submarino con los cetáceos producto del tránsito marino en las zonas más concurridas.

“Chile tiene medidas de protección para cetáceos pero siempre falta información y fiscalización. La ciencia está siendo escuchada y esperemos llegar pronto a una medida que permita reducir la mortalidad. Ya no podemos darnos el lujo de perder otra ballena azul”, advierte el biólogo Rodrigo Hucke.

“Sabemos que el Gobierno chileno ha venido impulsando iniciativas frente al problema de los choques entre barcos y ballenas. El objetivo de Friend of the Sea es sumarse a estos esfuerzos trabajando con las empresas del sector marítimo a través de la certificación Whale-Safe. Nuestra organización ofrece toda su experticia para dar el apoyo necesario, trabajando de la mano con las autoridades chilenas y los actores económicos involucrados”, señala Paolo Bray, director de Friend of the Sea

Aparte de la Patagonia chilena, actualmente hay otras 10 zonas a nivel mundial, que incluyen la costa Pacífico de Estados Unidos y el Mediterráneo hasta el océano Índico, en donde se estima que al menos 20.000 ballenas mueren cada año embestidas por barcos de carga, de pesca y cruceros, en los que las tripulaciones a menudo no se dan cuenta de que se ha producido una colisión mortal. El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.