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¿Por qué los ciudadanos franceses continúan protestando?

En un país que valora la libertad como un derecho por encima de todo, manifestarse es casi un pasatiempo nacional.

Ekip  | 25.01.2020 - Actualızacıón : 27.01.2020
¿Por qué los ciudadanos franceses continúan protestando? PARÍS, FRANCIA - ENERO 24, 2019: Cientos de personas participan en una manifestación, incluidos miembros de sindicatos, para protestar contra el plan de reforma pensional, en París, Francia, el 24 de enero de 2020. (Julien Mattia - Agencia Anadolu)

PARÍS

Francia se encuentra en medio de un estado de manifestaciones masivas, casi de manera constante, desde hace 14 meses.

Desde los chalecos amarillos (mouvement des gilets jaunes) hasta los actuales manifestantes en contra de la reforma pensional. Sin embargo, personas de la clase obrera e incluso de la clase alta han protestado poco o casi nada en contra del presidente francés.

El 17 de noviembre de 2018 marcó el primer día del movimiento «gilets jaunes», llamado así por los chalecos brillantes que son usados como una manera de protección por los automovilistas y que es obligatorio llevar en sus vehículos en caso de accidente.

Los manifestantes del movimiento por la justicia social se vistieron de la misma manera, dando una señal visual instantánea a su causa, que se centró en el aumento de los precios del combustible y los impuestos, así como en la necesidad de mejorar los servicios gubernamentales para las zonas rurales.

A las calles salieron un poco más de un cuarto de millón de personas en la primera protesta y desde entonces han regresado todos los sábados.

En la tercera semana, se produjeron feroces manifestaciones en París en seis diferentes lugares importantes, en las que los manifestantes incendiaron 22 coches y seis edificios. La manifestación principal rodeó el Arco del Triunfo, donde tres manifestantes irrumpieron en el monumento escalando hasta la cima y agitando la bandera francesa como señal de triunfo.

Sin embargo, una nueva huelga se ha apoderado de Francia en contra de las reformas a las pensiones propuestas por el Gobierno francés. Es la huelga de transporte más larga de la historia de Francia, 51 días y contando. La séptima protesta masiva tuvo lugar el 24 de enero, cuando el presidente Emmanuel Macron presentó el proyecto de ley al Consejo de Ministros.

La movilización fue incentivada por los sindicatos de trabajadores ferroviarios RATP y SNCF y ahora es apoyada por un gran número de sindicatos, incluyendo UNSA, FO, CGT, CFE-CGC, FSU, Solidaires y sindicatos de jóvenes, entre otros. Los trenes metropolitanos y el servicio ferroviario en todo el país han quedado paralizados, lo que dificulta especialmente el negocio durante la temporada de vacaciones.

Miles de personas han protestado, desde Burdeos hasta Le Cheylard. Trabajadores de hospitales, abogados, maestros, incluso fisioterapeutas han sumado sus voces a la protesta, al igual que los chalecos amarillos.

Pero la objeción vociferante no es nada nuevo para una nación cuya revolución del siglo XVIII derribó la poderosa monarquía francesa y cuyo Levantamiento de París inspiró una obra maestra de la literatura, Les Miserables, la novela de Victor Hugo y el exitoso musical adaptado. Pero, sin tomar en cuenta estas obras de entretenimiento, rebelarse contra el cambio de gobierno y de sociedad es algo que los franceses se toman muy en serio.

Kurt Vandaele, investigador principal del Instituto Sindical Europeo (ETUI), considera que los patrones de huelga franceses pueden entenderse en el contexto de un entorno histórico e institucional. "El derecho de huelga es un derecho civil individual", dijo. "No está vinculado a la afiliación sindical".

También hay una larga historia de poder estatal centralizado en Francia y, por muy vigorosas que puedan parecer en el exterior, las organizaciones como los sindicatos y la negociación colectiva son bastante débiles en Francia.

"Históricamente, los sindicatos desempeñan un papel marginal. La idea liberal francesa de nación no requiere ningún proceso intermediario entre el ciudadano y el Estado", dijo Vandaele. "Al tener una débil tradición de negociación colectiva a nivel industrial, las huelgas tienden a ser locales o nacionales, o vinculadas a una empresa u ocupación particular. La lucha de clases, por lo tanto, a menudo toma la forma de conflictos entre los trabajadores y el gobierno".

En el centro del debate actual está el deseo de Macron de consolidar 42 planes de pensiones separados en un solo sistema basado en puntos. Los críticos dicen que las reformas obligarán a millones de personas a trabajar más tiempo por una pensión más baja. El tema no ha hecho más que alimentar el escepticismo, una incredulidad en un poder o en un presidente que pueda resolverlo todo.

Las manifestaciones actuales lo confirman. Durante los "días de acción" (siete de los cuales se han celebrado hasta ahora), los manifestantes gritaron "¡Macron demission!" ("¡Macron dimite!") y "¡Macron, vamos a ir a buscarte a tu casa!" .

Las protestas también han evolucionado de simples marchas a una rebelión más creativa. El 22 de enero, los trabajadores del sindicato CGT Energie-Isere cerraron la planta hidroeléctrica de Grand'Maison, en Allemont, en la región francesa de Isere, causando cortes de energía masivos.

Los trabajadores de la Ópera de París se unieron a la causa, encofrando el famoso Palais Garnier. Incluso los bailarines de la Ópera de París se rebelaron, dando una representación del Lago de los Cisnes en los escalones del edificio. También los trabajadores del Louvre se declararon en huelga y cerraron el famoso museo durante unos días en enero.

Los sindicatos estudiantiles protestaron contra la brutalidad policial el 17 de enero en una escuela secundaria del distrito 20 de París.

Incluso, Macron y su esposa, Brigitte, se vieron obligados a interrumpir su visita a una obra de teatro el 17 de enero. Sin embargo, a los manifestantes se les prohibió la entrada y el presidente y su esposa pudieron terminar de ver la obra.

Se han realizado múltiples arrestos cada semana y las protestas a menudo se vuelven violentas, ya que los manifestantes vandalizan negocios y se enfrentan a la policía.

Cabe destacar que Francia ha tenido una huelga ferroviaria cada año durante 72 años, desde 1947. Un gráfico elaborado por el ETUI muestra la media de días de huelga de los países en Europa entre 2010 y 2017. Francia es el segundo país después de Chipre.

Yves Veyrier, representante de la Force Ouvrière, dijo el viernes a France Radio que no se va a ir a ninguna parte en breve. "Vamos a demostrar que frente a esta situación, esta terquedad del Gobierno, la nuestra es igual de fuerte".

*Traducido por José Ricardo Báez G.

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