Análisis

La cultura, la herramienta con la que partidos de derecha en Europa buscan renovar su imagen

Estos partidos buscan ser reconocidos como los defensores de los valores europeos para cambiar su imagen de racistas o antisemitas.

Juan Felipe Vélez Rojas  | 24.05.2019 - Actualızacıón : 26.05.2019
La cultura, la herramienta con la que partidos de derecha en Europa buscan renovar su imagen Manifestantes antifascistas y anti-Brexit marchan en el centro de Londres, Reino Unido. (Tayfun Salcı - Archivo Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia
Por: Juan Felipe Vélez Rojas

Los partidos de derecha europeos buscan renovar su imagen y desmarcarse de la extrema derecha, para lo cual han recurrido a nuevas estrategias y discursos, entre ellos el uso del concepto de la cultura.

Estos partidos no quieren que se les reconozca como racistas o antisemitas. Por el contrario, quieren ser conocidos como los defensores de los "valores europeos, la igualdad de género y la tolerancia".

Y es en la exaltación de los llamados valores culturales europeos donde han encontrado una herramienta útil para generar estrategias y atacar a las culturas que consideran como una amenaza.

A este uso de la cultura como herramienta política se le conoce como “culturismo”. Pese a que este término no ha sido aceptado por la comunidad académica, su uso y práctica sí son reconocidos.

Para el Dr. Jean Marie Chenou, profesor del departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, quien afirma no estar relacionado con el término, se trata de una apropiación por parte de los partidos de derecha y ultraderecha de una estrategia que era usada por los partidos de izquierda, desde la era de Gramsci, cuando se usaba la cultura para convencer a las clases obreras de entender su interés de acabar con el sistema capitalista.

Por su parte, el profesor e historiador israelí Yuval Noah Harari, en su texto 'De Animales a Dioses', expresa que las élites políticas de derecha europeas ya no recurren a los argumentos de diferencias de raza o biológicas entre razas, sino a la cultura.

Según Harari, el discurso de Marine Le Pen, del partido francés Agrupación Nacional, el del Partido por la Libertad holandés y el de la Alianza por el Futuro, de Austria, argumentan que la cultura occidental, al evolucionar en Europa, está caracterizada por valores democráticos, tolerancia e igualdad de género, mientras que la cultura musulmana, de Oriente Próximo, se caracteriza por una política jerárquica, fanatismo y misoginia; y dado que muchos inmigrantes musulmanes no desean cambiar, no se les debería permitir su ingreso a Europa.

“Es un discurso que usan para tratar de vender una imagen más progresista, pero que en realidad esconde una ideología muy conservadora que trata de disfrazar un discurso que muchas veces es de marginalización y de odio en un discurso progresista”, señala Chenou, quien resalta que al mirar el programa de estos partidos se encontrarán cuestionamientos al aborto y a los derechos de los homosexuales.

Para el académico, se trata de una manera un “poco más aceptable de diferenciarse de los países y sociedades de Oriente Medio, particularmente de las sociedades musulmanas".

“Es una manera más presentable de expresar cierto racismo y odio hacia otro tipo de culturas. Yo creo que se usa muchas veces para poder expresar unos sentimientos que son básicamente de odio y rechazo, pero en términos mucho más positivos”, agrega.

Los partidos de extrema derecha han aumentado en toda Europa en los últimos años, incluso formando gobiernos en Italia, Polonia, Hungría y Austria, mientras que han logrado ganar impulso en muchos países de la UE, entre ellos Francia, Alemania, Países Bajos, España, Noruega, Finlandia, Estonia, República Checa, Dinamarca y Eslovenia.

Nonna Mayer, directora emérita de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés) señala que otra de las estrategias de estos grupos políticos es su afán por conquistar el electorado femenino.

En su artículo 'El auge de la extrema derecha en Europa: el caso del frente nacional en Francia', Mayer señala como ejemplo a la política francesa Marine Le Pen, quien se presenta “como una mujer ‘moderna’, divorciada y que vive en pareja sin estar casada. Una política que dice entender a los homosexuales y a las mujeres que abortan. Le Pen planteó un programa político por la igualdad salarial, la lucha contra la precariedad profesional y una lucha contra el islamismo, al que acusa de reducir las libertades fundamentales, en especial las libertades de las mujeres".

Estos discursos y estrategias son usadas por los partidos de derecha, según Mayer, para generar una “desdemonización”, es decir, cambiar su imagen demostrando que no son racistas o antisemitas, “desmarcándose de la extrema derecha”.

Aunque todo ello sin dejar de atacar al fundamentalismo islámico, con lo que los partidos de derecha se "muestran como defensores de los derechos y las libertades democráticas contra un Islam radical que amenaza la causa de los derechos de las mujeres, de los homosexuales, de los judíos y en especial de la laicidad europea".

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