Análisis

Jordania, entre el golfo y la Primavera Árabe

Las recientes manifestaciones en Jordania tienen menos que ver con la ‘Primavera Árabe’ que con factores externos que ocurren tras bambalinas.

Dr. Cengiz Tomar  | 08.06.2018 - Actualızacıón : 08.06.2018
Jordania, entre el golfo y la Primavera Árabe

ESTAMBUL, Turquía

Por: Dr. Cengiz Tomar

Los recientes acontecimientos en Jordania, uno de los países más estables de Oriente Medio, parece que irritará a la ya tumultuosa región.

Jordania tiene una extensión pequeña (89.000 kilómetros cuadrados) pero tiene mucho peso en la región, sirviendo como un microcosmo de todo Oriente Medio.

Una mirada a la localización geográfica de Jordania nos puede ayudar a entender cuán importante es. Situada entre Siria, Líbano, Palestina, Irak, Arabia Saudita e Israel, el país tiene una buena reputación por su estabilidad.

También está posicionada estratégicamente en el centro de Oriente Medio, casi a la misma distancia de Europa, África y Asia central.

Con una minoría considerable de cristianos, Jordania tiene una población de alrededor de 10 millones de personas, 95% de las cuales son musulmanas.

El terreno donde hoy se sitúa Jordania fue alguna vez el centro del Reino Nabateo, el cual mantuvo una extensa red comercial desde su capital, Petra.

Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos prometieron a Sherif Husein bin Ali, un prominente miembro de la familia Hachemita (actuales gobernantes del país), un “Reino Árabe Unido” a cambio de liderar una revuelta contra el Imperio Otomano.

Sin embargo, los británicos no cumplieron su promesa.

De cierta manera, la historia moderna del Reino Hachemita ilustra los peligros innatos de confiar en los poderes coloniales.

Cerca de la mitad de la población actual de Jordania está compuesta de palestinos, haciendo que el país sea de gran importancia para Estados Unidos e Israel.

Por otra parte, hay varios refugiados sirios e iraquíes en Jordania debido a la situación actual de la región.

Husein bin Talal, quien llegó al trono a los 17 años y reinó hasta 1999, mantuvo un balance entre los EEUU, la Unión Soviética y sus vecinos árabes, manteniendo su país a flote con ayuda extranjera.

Aunque el rey Husein perdió Cisjordania a Israel en 1967, siempre fue popular con el público jordano. En septiembre de 1970, las fuerzas jordanas subyugaron a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en un incidente conocido como “septiembre negro”.

Manteniéndose a sí misma mediante apoyo y ayuda extranjera, los problemas más serios a los que se ha enfrentado Jordania son de naturaleza económica.

A finales de los noventas, una ola de inflación suscitó manifestaciones populares en las ciudades jordanas de Ma´an, Karak y Tafilah, conllevando a reformas democráticas y un reajuste en el gobierno.

Jordania también pagó caro haber tomado una posición pro-iraquí durante la Guerra del Golfo de 1990, pues varios países vecinos y occidentales recortaron su ayuda a Jordania, y Kuwait expulsó a 40.000 trabajadores temporales palestinos.

Sin embargo, políticamente Jordania siguió estable, firmando un acuerdo de paz con Israel en 1994 y sobreviviendo a la “Primavera Árabe” 17 años más tarde.

Cuando iniciaron las manifestaciones callejeras en el 2011, los protestantes en Jordania se limitaron a exigir cambios en el gobierno y reformas políticas limitadas.

Al igual que en Arabia Saudita y Marruecos, la monarquía en Jordania se muestra como una figura paterna a sus súbditos, y la voluntad del reino de llevar a cabo reformas limitadas lo ha vuelto más resistente a las tormentas políticas que han sacudido a las repúblicas árabes menos tolerantes.

Protestas

Las recientes protestas en Jordania en contra de las legislaciones de impuestos propuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen más que ver con los Estados del Golfo Arábigo que con los efectos colaterales de la “Primavera Árabe”.

Jordania se rehúsa a aceptar el plan de paz para Oriente Medio, por lo cual Washington y sus aliados del Golfo están usando la ayuda financiera como medio de coerción.

A manera de intentar calmar el descontento popular, Jordania reemplazó a su primer ministro y prometió “revisar” la odiada legislación.

Pero la fuente de las protestas emana del Golfo, cuyos países se ven dispuestos a reducir la ayuda a Jordania, haciendo que la crisis sea más difícil de resolver.

Temerosos del desempleo y los crecientes precios, muchos jordanos han encontrado trabajo en los países ricos en petróleo del Golfo. Si se les llegara a pedir que retornaran a casa, como ocurrió en 1990, Jordania se enfrentaría a una mayor presión económica.

Todo esto nos recuerda la historia Tigres el Décimo Día, de Zakariya Tamer.

En esa historia, Tamer equipara al público, principalmente a la oposición política, a un tigre enjaulado. El Estado es comparado con el domador del tigre.

Durante 10 días, el tigre –independiente y orgulloso– se resiste al domador. Pero el último día, el tigre sucumbe ante el hambre y obedece dócilmente a los comandos del domador con su cola entre las patas.

Para finalizar, citaré una frase de esta historia: “para convertirte en domador, no se te puede olvidar por un momento que el estómago de tu adversario es el blanco principal".

*Las expresiones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Ali Murat Alhas y Ahmed Fawzi Mostefai contribuyeron con la redacción de esta nota.

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