Análisis

EEUU: la política exterior para Oriente Medio en un hipotético Gobierno de Joe Biden

¿Quiénes son los miembros del equipo de política exterior de Biden y qué gobiernos democráticos y autoritarios podría apoyar en la región?

Adam McConnel  | 20.10.2020 - Actualızacıón : 21.10.2020
EEUU: la política exterior para Oriente Medio en un hipotético Gobierno de Joe Biden El candidato demócrata para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Joe Biden. (Morry Gash/EPA - Agencia Anadolu)

Estambul, Turquía

Por: Dr. Adam McConnel

Solo quedan unas semanas antes del 3 de noviembre, el día de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y el exvicepresidente del país, Joe Biden, según la mayoría de las encuestas, está liderando por márgenes de casi dos dígitos la carrera que lo enfrenta al actual mandatario, Donald Trump. Esto significa que Biden tiene altas probabilidades de hacerse con la victoria.

Sin embargo, al final de la campaña presidencial de 2016, la ex candidata presidencial Hillary Clinton también lideró por márgenes considerables y luego ganó el voto popular por casi tres millones de votos. Pese a ese margen, Clinton no ganó el Colegio Electoral y Trump terminó convirtiéndose en presidente.

El resultado de 2016 obliga a los observadores a abordar los posibles resultados de las elecciones de 2020 con más cautela. Según la predicción estadística del sitio web 538, Joe Biden parece que también tiene probabilidades de ganar el Colegio Electoral, con una probabilidad de victoria de casi nueve sobre diez.

Sin embargo, un puñado de los denominados “estados péndulo” todavía parece que determinarán quién se convertirá en presidente del país. Los estados péndulos son estados en donde las encuestas aún no logran indicar definitivamente qué candidato ganará la mayoría del voto, y en estas elecciones se considera que en Florida, Pensilvania, Michigan, Minnesota, Wisconsin, Arizona y Nevada cualquiera de los dos candidatos podría ganar. Las encuestas más recientes muestran que Biden lidera en la mayoría de esos estados, pero los márgenes generalmente no son muy grandes, pues los resultados han dado empates o diferencias de cuatro a cinco puntos porcentuales.

Esta situación requiere cautela debido a que, en el mismo punto de la campaña de 2016, Hilary Clinton tenía resultados similares en la mayoría de los estados péndulo, pero no logró salir victoriosa. Por esa razón, aunque Biden parece el vencedor, pocos pueden hablar con confianza hasta que se cuenten todas las papeletas.

¿Habrá una transferencia de poder?

El escrutinio de los votos continúa siendo un problema fundamental y recurrente de las elecciones estadounidenses durante los últimos veinte años, y este se ha convertido en un tema de intenso debate. Debido a la pandemia de coronavirus (COVID-19), que ya ha cobrado más de 224.000 vidas en los EEUU, se espera un aumento masivo en la votación por correo durante estas elecciones. El presidente Trump y algunos sectores del Partido Republicano critican la votación por correo debido a una supuesta alta probabilidad de fraude, a pesar de que históricamente los votos por correo no han sido una fuente seria de irregularidades en la votación. Y debido a las demoras postales causadas por un aumento en los votos por correo, es posible que los resultados en algunos estados indecisos no se confirmen durante días después del 3 de noviembre. Algunos expertos sugieren demoras incluso más largas.

Por otra parte, Trump sigue insinuando que podría recurrir a métodos inusuales si pierde las elecciones. En las últimas semanas, el presidente estadounidense se negó a admitir que el traspaso del poder se realizaría según las normas establecidas si la elección no resulta a su favor.

Esto ha causado todavía más tensión en la atmósfera política interna de EEUU, que ya de por sí ha estado al filo de la navaja durante el último año debido al juicio político de Trump y la crisis pandémica, a la que luego se le unieron protestas generalizadas contra el racismo y la violencia policial en el país. Durante el verano, las protestas comenzaron a presentar enfrentamientos entre grupos opositores. Esta ola de manifestaciones también dejó escenas de violencia y varias muertes.

Mientras continuaban las protestas, Estados Unidos fue sacudido además por desastres ambientales. Los incendios forestales catastróficos en la costa oeste del país acabaron con la vida de decenas de personas y comunidades enteras quedaron incineradas. El sur enfrentó huracanes que causaron inundaciones masivas y generalizadas. El estado de ánimo de los estadounidenses está bajo y maltratado.

Relaciones turco-estadounidenses bajo una presidencia de Biden

Una presidencia de Biden ahora parece cada vez más probable, y eso significa que las preferencias de política exterior del exvicepresidente serán la realidad de los próximos cuatro años. Anteriormente, analicé la entrevista de Biden en diciembre de 2019 con el personal editorial del diario New York Times (NYT) [1], que luego se convirtió en objeto de un intenso debate público en Turquía. Las opiniones desinformadas e inquietantes que expresó Biden en esa entrevista fueron suficientes para causar una gran preocupación sobre su capacidad para crear una buena relación de trabajo con los líderes turcos a partir de enero de 2021. Biden también ha mantenido una actitud hostil hacia Turquía durante los últimos meses, y han surgido varios de sus mensajes dirigidos contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Biden claramente ve el tema como una fuente para ganar votos.

Si Biden gana las elecciones, tendrá que enfrentarse al los mismos líderes turcos a los que ha estado atacando desde el año pasado. Eso se suma a los ocho años que pasó como principal intermediario del presidente Obama con funcionarios turcos. Durante ese lapso, Biden supervisó el colapso de las relaciones de Estados Unidos con el aliado de la OTAN, Ankara, cuando la administración Obama decidió armar y entrenar a la rama siria de un grupo terrorista, el PKK, que incluso el Gobierno de Estados Unidos designa como terrorista . ¿Biden planea un nuevo enfoque o seremos testigos de más de lo mismo? Actualmente, Biden ofrece cero indicios de que se vaya a desarrollar una relación diferente con sus aliados turcos.

El equipo de política exterior de Biden

Según informes, Biden ha reunido un gran equipo, en un estimado de hasta 2.000 empleados en total; divididos en grupos de trabajo para formular los planes de política exterior en su plataforma de campaña y preparar la transición de esa política en caso de que sea elegido. Figuras como Antony Blinken, Jake Sullivan, Avril Haines, Brian McKeon y Julianne Smith son mencionados con frecuencia como el "círculo íntimo" de los asesores diplomáticos de Biden (afortunadamente Ben Rhodes, hasta ahora, no es parte del equipo de Biden).

Haines y Smith fueron funcionarias de la administración de Obama; Avril Haines es ex subdirectora de la CIA y también exasesora adjunta de Seguridad Nacional, ambos cargos los ocupó durante la segunda administración de Obama. Smith pasó del Pentágono a la Casa Blanca como asesora de seguridad nacional de Biden en 2012-2013. Smith además fue co-firmante de una carta de 2014 enviada por un gran número de exfuncionarios de política exterior de Estados Unidos al presidente Obama, instándolo a acercarse a los líderes turcos de manera más agresiva. Smith también ha hecho declaraciones públicas negativas en relación a Turquía años atrás.

McKeon trabajó durante largo período como asesor de política exterior durante los años de Biden en el Senado, y también trabajó como funcionario de política del Departamento de Defensa durante la administración Obama. McKeon ha defendido públicamente el apoyo de Estados Unidos a las Fuerzas de Defensa de Siria (SDF), una etiqueta para encubrir el brazo sirio del PKK ante el público estadounidense. McKeon se ha referido a las fuerzas de seguridad turcas como "hostiles". [2]

Antony Blinken y Jake Sullivan, dos nombres que hay que vigilar

Blinken y Sullivan, son considerados como las principales figuras del equipo de política exterior de Biden. Blinken ya es conocido en Turquía como uno de los funcionarios de la administración Obama enviados tardíamente a Turquía tras el fallido intento de golpe de estado orquestado por el grupo terrorista FETO en julio de 2016. A principios de 2017, Blinken escribió un extenso editorial para el diario New York Times (NYT) instando a que EEUU continuara armando y entrenando al SDF. El comentario de Blinken carecía de lógica, ya que argumentó que se podría convencer al SDF de que se abstuviera de usar armas proporcionadas por Estados Unidos para atacar a Turquía, pero solo unos párrafos más tarde, instó a la Administración Trump a ayudar a Turquía a luchar contra el PKK. Si Blinken es ingenuo o no depende del criterio del lector.

Las declaraciones públicas de Blinken sobre Turquía, en contraste con las de Biden, son generalmente más cuidadosas. En julio, Blinken concedió una extensa entrevista al Instituto Hudson [3], durante la cual su interlocutor le preguntó directamente sobre Turquía. A diferencia de las declaraciones confusas y beligerantes de Biden a los editores del NYT, los comentarios de Blinken fueron mesurados y tranquilos:

“Obviamente, queremos encontrar una manera de tener una relación más productiva y positiva con Turquía, pero eso requiere que el propio Gobierno turco quiera lo mismo. Obviamente, tenemos algunos problemas y diferencias reales, pero también tenemos áreas en las que tendría sentido que encontráramos formas de trabajar juntos de manera más eficaz; Siria, por ejemplo, es una de ellas (...), espero que podamos encontrar formas de hacerlo, pero no quiero subestimar algunos de los desafíos que enfrentamos… esto requerirá de conversaciones directas y claras. El vicepresidente tiene una larga relación con el presidente Erdogan, se conocen y se han involucrado directamente en muchas cosas y creo que al trabajar con Turquía descubrimos que esa relación es obviamente importante", indicó Blinken.

Blinken parece ser más consciente que Biden de que las campañas electorales pueden generar o no buenas relaciones personales una vez estas finalicen. El tiempo mostrará si Biden se contagiará de la circunspección de Blinken con respecto a Turquía.

Sullivan, una figura similar a las mencionadas anteriormente, ocupó un puesto político de alto nivel durante la administración Obama. A principios de 2019, Sullivan escribió un ensayo detallado para la revista The Atlantic [4] en el que expuso su visión de una política exterior estadounidense revitalizada. Como deja en claro la biografía que acompaña a ese artículo, Sullivan estaba estrechamente relacionado con figuras e instituciones que estaban diseñando e implementando políticas hacia Turquía: “Era el asesor de seguridad nacional del vicepresidente Joe Biden, el director de planificación de políticas del Departamento de Estado, y el subdirector de personal de la Secretaría de Estado de Hillary Clinton".

En ese comentario, Sullivan argumenta que Estados Unidos debe rejuvenecer y reformular su sentido de "excepcionalismo estadounidense" para enfrentar los desafíos tanto internacionales como domésticos, y asumir una vez más su papel de liderazgo global. Este argumento, por supuesto, no es lo que muchos en el mundo quieren escuchar, pero el autor parece optimista. En cualquier caso, el ensayo de Sullivan se compone principalmente de grandiosas sugerencias, pero vagas; acompañadas de juicios cuestionables sobre la historia reciente de Estados Unidos y el mundo. En los veinte meses transcurridos desde la publicación del ensayo, Sullivan ha repetido declaraciones similares en otros foros.

Política exterior de Estados Unidos bajo la presidencia de Biden: más de lo mismo

Las declaraciones públicas del equipo de política exterior de Biden inspiran poca esperanza y estas no favorecen particularmente a Turquía. Incluso la publicación conservadora National Interest resume el plan de política exterior del equipo de Biden como “…un emblemático establecimiento de Washington que todavía está en las garras de la nostalgia: nostalgia por el legendario 'siglo estadounidense' en el que la hegemonía de EEUU parecía absoluta y su benevolencia sin límites". [5]

La actitud de la élite de la política exterior de Washington (ahora conocida coloquialmente como "la Mancha") hacia el mundo en general, y también hacia Turquía, sirven principalmente para aumentar mi sospecha de que no entienden el mundo para el que proponen políticas.

Parece completamente confuso si tienen la información o la capacidad analítica para comprender el mundo o para discernir cuáles son los intereses de Estados Unidos. No estoy solo en este parecer, y cuando se plantean cuestiones similares a los responsables de la creación de la política exterior, la respuesta habitual es que la formulación de la política exterior es "imperfecta" y "difícil", y que deben esperarse errores.

En otras palabras, esta es una respuesta similar a las galimatías del ex secretario de Defensa de EEUU en el Gobierno de George Bush, Donald Rumsfeld, a la prensa en 2002 en las que afirmó que habían “certezas desconocidas”, cuando se le preguntó respecto a los nexos entre los grupos terroristas y el Gobierno iraquí de la época.

El problema con la respuesta de Rumsfeld nunca fue cómo la enmarcó, sino que utilizó el término "certezas desconocidas" para justificar una política que se basaba en fundamentos falsos o inexistentes, que fue criticada como tal por los observadores en ese momento, y que posteriormente fue utilizada para racionalizar la desastrosa invasión de Irak.

Ahora ambos lados del pasillo político estadounidense pasan su tiempo discutiendo sobre qué regímenes no democrático deberían apoyar en la región en donde se encuentra Turquía: Irán contra el "Eje del autoritarismo" (es decir, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Bahréin). Está claro que los valores que Jake Sullivan pide adoptar fueron descartados hace mucho tiempo.

Todo el debate sobre si Irán, Arabia Saudita o los demás países del eje, deben ser apoyados, armados, protegidos, etc. simplemente ilustra el vacío moral e ideológico en el centro de la política estadounidense hacia la región en donde se encuentra Turquía.

Ver también: Biden descarta un acuerdo con Reino Unido si se establece una frontera con Irlanda luego del brexit 

Turquía, un país con una sociedad democrática desde 1950 y aliado de la OTAN desde 1952, es obviamente el Estado con el que Estados Unidos debería hacer un gran esfuerzo para comprender, resolver los problemas regionales y encontrar una mejor relación mutua. Eso debería ser tan obvio que no debería ser necesario discutirlo.

Sin embargo, Joe Biden ve la retórica virulenta contra Turquía como una estrategia ganadora para el año electoral.

El escritor de esta nota enseña historia turca en la Universidad Sabanci de Estambul. Tiene una maestría y un doctorado en historia de la misma universidad.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Camilo Hernández contribuyó a la redacción de esta nota.

[1] https://www.aa.com.tr/en/analysis/analysis-joe-biden-confronts-turkey-in-the-vast-external-realm/1857519


[2] https://www.justsecurity.org/61991/false-comparisons-obamas-military-withdrawal-iraq-trumps-syria-disengagement/


[3] https://www.hudson.org/research/16210-transcript-dialogues-on-american-foreign-policy-and-world-affairs-a-conversation-with-former-deputy-secretary-of-state-antony-blinken


[4] https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2019/01/yes-america-can-still-lead-the-world/576427/


[5] https://nationalinterest.org/feature/just-how-good-joe-biden%E2%80%99s-foreign-policy-team-170216

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